Todo lo que sucede en el comercio acaba afectando al conjunto de la economía gallega. Por dos razones. La primera, el enorme peso que la actividad tiene en el Producto Interior Bruto (PIB) regional. Aporta unos 12 euros de cada 100 en bienes y servicios producidos aquí y algo más incluso, el 17%, del empleo, con 181.000 trabajadores. A esto se suma su condición de termómetro de la demanda.

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