A no precisamente pocos todavía les sonará a chino eso del IRPH, a una de esas palabrejas que de vez en cuando deja la economía y que parecen muy lejanas pese a formar parte del día a día de miles de hogares. Son las siglas del índice de referencia de los préstamos hipotecarios que se creó en 1994 para disponer de una referencia alternativa al míbor —precursor del popularísimo hoy euríbor—, más estable y comparable con otros países del entorno.

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