La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, avisó ayer de que el cambio tecnológico en el sector bancario puede acarrear riesgos sistémicos como los vividos en el estallido de la crisis financiera si no hay una supervisión "adecuada". Delgado pidió que el avance de las nuevas tecnologías no haga olvidar que el 20% de los españoles no utiliza habitualmente la banca online para gestionar sus finanzas y prefiere los canales tradicionales.

El uso de aplicaciones bancarias es creciente ya que casi tres de cada cuatro españoles utilizan la banca móvil, según una encuesta realizada por MasterCard. Además, en torno al 10% de los usuarios españoles de estas aplicaciones son también usuarios de apps fintech (de tecnología financiera). En este sentido, Delgado subrayó que el aumento de la competencia derivado de la entrada de actores no bancarios es una de las características más distintivas del nuevo entorno, ya que los usuarios han pasado de interactuar prácticamente con una única entidad a tener una cuenta en una entidad y ordenar, por ejemplo, sus pagos a través del interfaz que le proporciona otro proveedor.

"Esta situación podría llevar a que algunos bancos llegasen a perder el contacto con la clientela, quedándose relegados a realizar tareas típicas de back-office", avisó Delgado, quien cree que las entidades financieras están en una "buena situación de partida" pero deben preservar unos altos estándares de cumplimiento de las normas y de las mejores prácticas de privacidad y gestión de la información.

La subgobernadora citó como una de las mayores inquietudes del Banco de España la falta de competencia y el nivel de concentración que pudiera derivarse de una mayor presencia de las bigtech, que engloba a compañías como Google o Amazon. Entre los cambios que ve necesarios, citó la remodelación de la arquitectura informática, el establecimiento de una gobernanza eficiente en la gestión de los datos, el acceso a las herramientas analíticas o incorporar expertos en la materia, en un contexto de "estrechamiento de márgenes y elevada competencia, en el que el control de costes y la correcta discriminación de transacciones por riesgo y precio son esenciales para seguir siendo competitivos". También remarcó la importancia de capitalizar fortalezas, con bases de datos amplias; cambiar la mentalidad y apostar por la cooperación. "La magnitud del desafío es grande y aumenta", añadió, tras apuntar que la regulación debe perseguir ser lo más "neutra, justa y simétrica posible".