El ex director general adjunto de Caixanova Gregorio Gorriarán negó ayer "excepcionalidades" en la refinanciación de una parte del préstamo de 67,1 millones para la fallida operación inmobiliaria de Rivas (Madrid), y dijo que aunque no era un método "muy ético", era lo mejor para la entidad. El exdirectivo, para el que la Fiscalía Anticorrupción solicita cuatro años de prisión por administración desleal continuada, explicó que la caja gallega concedió al proyecto un nuevo préstamo de 1,7 millones ante los problemas de los promotores para encarar los intereses de la primera hipoteca, pensando en que la medida iba a facilitar el futuro recobro de la deuda.

En este sentido, aseguró que las alternativas de las que disponía Caixanova en enero de 2010 eran o reestructurar y refinanciar, o solicitar la dación en pago de las parcelas que habían financiado tres años antes, o efectuar una reclamación judicial.

"Nosotros huíamos de la tercera opción porque el cliente iba a ir a concurso de acreedores. Entonces, nuestra parcela pasaría a la masa y después vendría un período de dos años en el que, como entidad, tendríamos que estar negociando con el interventor", dijo Gorriarán, que recalcó que la mejor vía era la de conceder un segundo préstamo. La de Rivas es una de las siete operaciones sospechosas notificadas por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) al Ministerio Público, que también carga contra el que fuera presidente de Caixanova Julio Fernández Gayoso, su director general José Luis Pego, y el exconsejero de la financiera inmobiliaria Domingo González Mera.