La agencia de calificación crediticia estadounidense Fitch ha mantenido la nota de España en "A-", con lo que prorroga la misma percepción de solvencia (dentro del grado medio-alto) que otorgó al país en enero de 2018, aunque ahora añade la matización favorable de "perspectiva estable", lo que aleja el riesgo de revisión a la baja.

En septiembre, S&P subió un escalón a España (de "A-" a "A") y DRBS mantuvo la nota en "A" aunque mejoró la perspectiva de "estable" a "favorable". Un mes antes, la japonesa R&I elevó el rating de solvencia de la deuda soberana española.