El Banco Central Europeo (BCE) va a revisar su estrategia de política monetaria a comienzos de este año y considera "recomendable" abstenerse de "discusiones públicas" antes de comenzar a hacerlo, según se desprende de las actas de su reunión de diciembre.

El BCE confirma en las actas publicadas este jueves que, aunque los datos económicos disponibles siguen siendo débiles, indican "cierta estabilización de la economía de la zona del euro" y que continúan los riesgos a la baja para el crecimiento, aunque estos se han vuelto "algo menos pronunciados".

El Consejo de Gobierno considera que es necesario más tiempo para ver todos los efectos de las medidas de expansión monetaria que aprobó en septiembre, pero observa que ya han sido eficaces y han llegado a la economía.

Va a ser necesaria una política monetaria muy expansiva durante un periodo prolongado, señala el BCE, cuyo Consejo de Gobierno cree también que es necesario analizar y observar los efectos secundarios de las medidas de su política monetaria y reitera que otros legisladores deben contribuir "más decisivamente" al crecimiento de la zona del euro y a aliviar las incertidumbres relacionadas con el comercio y las tensiones geopolíticas.

La entidad evaluó también en su reunión de diciembre la necesidad de comprender "las consecuencias económicas del cambio climático".

Aunque algunas políticas para mitigar el impacto del cambio climático podrían tener un impacto en el crecimiento y la inflación los próximos años, el BCE enfatiza que se deberían analizar cuidadosamente sus implicaciones para sus proyecciones de crecimiento e inflación.

Los miembros del Consejo de Gobierno consideraron que la respuesta al cambio climático podría llevar a "una inversión significativamente más elevada", pero que el impacto en los precios del petróleo y de la energía es incierto.

El BCE explica que en la medida en que se redujeron las tensiones entre EEUU y China, la confianza en EEUU parece volverse más optimista.

La tendencia positiva en los mercados financieros "quizá reflejó la opinión de que era menos probable una escalada de las disputas comerciales" en 2020, según la fuente.

No obstante, el BCE considera que la situación geopolítica mundial no es favorable a una disminución de la incertidumbre, a corto plazo al menos.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde advirtió en un discurso de que surgen tensiones en el comercio global, "esencialmente por la percepción de injusticia", falta de apoyo estatal a las industrias, retroceso en los estándares laborales o manipulación de divisas.

"Está claro que cooperar dentro de Europa nos da una voz más fuerte en las negociaciones con otros países", según Lagarde.

Algunos miembros del Consejo de Gobierno, incluso, mostraron preocupación por que se altere el funcionamiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC) durante algún tiempo.

EEUU y China firmaron el miércoles un acuerdo comercial inicial, que aunque mantiene parte de los aranceles, sí que ha contribuido a relajar las hostilidades entre las dos potencias.

EEUU reduce a la mitad aranceles del 15 % sobre importaciones chinas por valor de 120.000 millones de dólares, a cambio China se compromete a aumentar sus importaciones de productos estadounidenses en 200.000 millones de dólares en los próximos dos años y a proteger la propiedad intelectual.

La percepción de que iba a remitir la disputa comercial entre EEUU y China hizo que subieran los tipos de interés sin riesgo y las rentabilidades en los mercados de deuda corporativa y soberana desde finales de octubre, dice el BCE en las actas de la reunión de diciembre.

Las medidas de septiembre, añade, "no han tenido todavía efectos visibles positivos sobre la inflación" y "las expectativas de inflación a largo plazo continúan en niveles históricamente bajos" y por debajo de su objetivo.

No ha efectuado una nueva revisión a la baja significativa de sus pronósticos de inflación ni de los de crecimiento en sus últimas proyecciones macroeconómicas en parte porque lo había hecho en los cálculos anteriores, destaca la fuente.