El futuro de la emblemática pesquera coruñesa Isidro 1952 „heredera de Isidro de la Cal„se complica después de que esta semana el propietario y presidente, Pablo García-Gascó, anulara la venta que firmó la pasada, por supuestos incumplimientos del comprador, Carlos García Martín „dueño de Feca-Neón y Centro Óptico Gallego„. La marcha atrás en la operación implica también que siguen sobre la mesa los 136 despidos del ERE que García Martín prometía retirar. Con la firma en situación de insolvencia y a punto de entrar en proceso concursal, el comité de empresa reclama la implicación de la Xunta para evitar la quiebra de la compañía, que tiene al propio Gobierno gallego entre sus acreedores: le debe 23 millones de euros de dinero público (por avales sin ejecutar y préstamos participativos),

"La Xunta tiene que tomar alguna carta en el asunto, porque refinanció a la compañía. Dice que está de nuestro lado pero no se está implicando lo suficiente", expone Cristina Gestal, miembro del comité de empresa. La representación de los trabajadores de Isidro 1952 critica la pasividad del Gobierno gallego, que a su juicio debería tener un papel más proactivo para evitar que la pesquera vaya a la quiebra y velar así por la continuidad de los puesto de trabajo y la posibilidad de recuperar el dinero público de la deuda. Gestal explica que el único contacto de la Xunta con el comité en la última semana ha sido por parte de XesGalicia, la sociedad dependiente de la Consellería de Economía que se dedica a apoyar el crecimiento del tejido empresarial gallego. "Todo lo que nos han dicho es que están esperando a que entre el administrador concursal", lamenta la representante sindical.

El agujero financiero y la fuerte caída de ingresos registrada el año pasado por la pérdida de contratos (principalmente el que tenía para servir sushi a los supermercados de Lidl) arrastró a la empresa al preconcurso de acreedores en septiembre. Dos meses después, presentó un ERE para despedir al 60% de sus 223 trabajadores, un expediente cuya retirada exigen los sindicatos por estar a las puertas de la intervención judicial. Los tres meses de gracia del preconcurso se agotaron el día 12 sin acuerdo con los proveedores, lo que llevó a la empresa a solicitar voluntariamente su entrada en el proceso concursal la semana pasada. El comité espera que en la próxima semana el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña asigne ya un administrador concursal, que tomará el control para analizar las cuentas, establecer los plazos de pago de la deuda a los acreedores y procurar que la empresa continúe con su actividad.

Los trabajadores reclaman a García-Gascó que retire el ERE (prorrogado hasta el día 30), como había anunciado el día 17 junto con la venta, y que sea la administración concursal la que decida los ajustes necesarios. La plantilla exige además a la Xunta que tenga un papel activo en este proceso para procurar la supervivencia de esta pesquera fundada hace 68 años y reconvertida a la elaboración de sushi como actividad principal (con 170 empleados su nave de Espíritu Santo, en Cambre) junto con la cría de trucha, besugo (en la que fue pionera) y rodaballo en Lorbé, Valdoviño, Carballo, Ouro y Baio.

El coruñés Carlos García Martín anunciaba el pasado lunes a la plantilla su plan para poner reflotar Isidro 1952 y aseguraba estar "muy ilusionado" con este reto "apasionante". Al día siguiente, el empresario se reunía con el comité fuera de la instalación para quejarse de que el presidente no le dejaba acceder. El miércoles García-Gascó comunicaba a la empresa que la compraventa era papel mojado. García Martín tiene antecedentes penales por estafa y falsificación y, a tenor de las noticias de la compra de Isidro 1952, sus empleados de Centro Óptico Gallego y Feca-Neón „que adquirió en noviembre„ salieron a denunciar el impago de salarios. García Martín asegura también que ultima la compra del grupo Ipasa con la cadena de panaderías Sanbrandán, algo que la empresa de alimentación no confirma ni desmiente.