El agujero financiero de la pesquera coruñesa Isidro 1952 (antigua Isidro de la Cal), en concurso de acreedores, tiene muchas caras. La parte más voluminosa de sus 72,5 millones de deuda la protagonizan los bancos (27 millones) y la Xunta (23 millones). Pero los impagos duelen más en las economías familiares de los 223 trabajadores, que además de ver peligrar su futuro sufren la ausencia de ingresos desde mediados de noviembre. "Lo más urgente para nosotros es empezar a cobrar, porque muchos compañeros están teniendo que pedir dinero prestado para poder ir a trabajar. No tenemos ni para gasolina. Eso es lo más doloroso", lamentaba ayer la presidenta del comité de empresa, Olga Rodríguez en una protesta de la plantilla en la plaza de María Pita.

Los operarios de la planta de elaboración de sushi del polígono de Espíritu Santo (Cambre) „el principal centro de trabajo de la pesquera„ llevan dos semanas trabajando en días alternos debido a la caída de los pedidos y con el fin de reducir los gastos de desplazamiento. Aún así, acudir al trabajo supone para la plantilla un esfuerzo económico que no se ve recompensado a final de mes. La última nómina que abonó la empresa fue la de las dos primeras semanas de noviembre. Desde entonces, la plantilla está sin cobrar, amenazada por la posibilidad de que se ejecuten 131 despidos (inicialmente se preveían 136) y con la incertidumbre de si la compañía logrará evitar la quiebra o no.

El comité de empresa espera recibir noticias del administrador concursal en esta semana para aclarar dudas sobre el futuro; principalmente, la situación del ERE (expediente de regulación de empleo) que la empresa tramitó justo antes de la entrada en concurso y cuya ejecución decidió suspender al quedar intervenida la semana pasada.

Moción municipal

El pleno del Ayuntamiento de A Coruña aprobó ayer una moción presentada por el BNG en apoyo a los trabajadores y por la continuidad de la empresa. El texto „que obtuvo el respaldo de PSOE, Marea Atlántica y Ciudadanos y contó con la abstención del PP„ insta a la Xunta a que realice un control efectivo de las ayudas y créditos concedidos a la empresa. También solicita a la Consellería de Industria que asigne los recursos públicos necesarios para garantizar la pervivencia de la compañía y el mantenimiento de los puestos de trabajo.

El comité de Isidro 1952 espera que durante el proceso concursal aparezca un comprador que garantice su futuro. El 17 de enero el presidente, Pablo García-Gascó, comunicó a la representación de los trabajadores que había vendido la compañía al empresario coruñés Carlos García Martín (dueño de Feca-Neón y Centro Óptico Gallego), que llegó a reunirse con los trabajadores en calidad de nuevo dueño. A los dos días, García-Gascó daba por roto el acuerdo alegando incumplimientos por parte del comprador. Todo ello después de que hubiesen trascendido antecedentes penales por estafa y falsificación de García Martín y que sus empleados tanto de las ópticas como de la fábrica de rótulos denunciasen que llevan varios meses sin cobrar sus salarios.