La constancia, el emprendimiento y la capacidad de liderazgo son valores que atesoran los grandes empresarios. Y esas son las cualidades que adornaron la vida de Manuel Jove Capellán (A Coruña, 1941-2020), referente empresarial fallecido ayer en nuestra ciudad, dejando tras de sí un impresionante legado tanto personal como empresarial.

Hijo de un modesto pero gran carpintero, Manolo -como le conocían sus amigos- comenzó a muy temprana edad su actividad empresarial, vendiendo las puertas de madera que entonces fabricaba su padre. Más tarde, vivió las vicisitudes de la emigración, ya que con 19 años se trasladó a Alemania. A su regreso, puso en marcha una pequeña empresa de reformas inmobiliarias. Y a base de constancia supo navegar con éxito en un sector tan competitivo como el de la construcción y la promoción inmobiliaria. Así, tras otros proyectos empresariales, fundó Fadesa, una de las mayores compañías españolas del sector. Jove disponía de un fino olfato para los negocios, como puso de relieve al vender Fadesa meses antes de estallar la gran crisis del ladrillo, que en 2008 asoló el sector y desestabilizó gravemente el conjunto de nuestra economía.

Las distintas coyunturas por las que atravesó en su vida hicieron que Manuel Jove apostase por la diversificación de sus negocios. Y así, tras la referida crisis inmobiliaria, se incorporó, con distinta suerte, a distintos sectores como el energético, la gestión hotelera, las inversiones financieras, el ocio, el textil y la alimentación, todos ellos bajo el paraguas de la Corporación Inveravante, el holding que, a través de sus distintas líneas de negocio, da trabajo de forma directa a más de 800 personas, que desarrollan su actividad en la práctica totalidad del territorio español, así como en Marruecos, México, Brasil, Panamá, República Dominicana y Rumanía, entre otros países .

En el ámbito del asociacionismo empresarial, Manuel Jove presidió la Asociación Provincial de Promotores Inmobiliarios de La Coruña y fue miembro del comité ejecutivo de la Asociación Nacional de Promotores de España.

Acostumbrado como estaba a sufrir grandes sobresaltos en su dilatada trayectoria empresarial, Manolo Jove padeció en marzo de 2002 el mayor revés de su intensa vida, la repentina muerte de su hija María José. En su memoria, un año más tarde, creó la Fundación María José Jove, que trabaja en favor de la infancia y la inclusión y que es hoy un referente entre las de su ámbito de actividad.

Manuel Jove fue en su vida y lo será con el paso del tiempo un referente para todo ciudadano de bien y un orgullo para Galicia y A Coruña, territorios de los que fue un verdadero embajador.