El fallecimiento de Manuel Jove Manuel Jovese produce a punto de cumplirse un año de que Avantespacia, la división inmobiliaria de su holding Inveravante, iniciase la venta parcelas, chalés y apartamentos de la macrourbanización de Xaz, en Oleiros. El municipio en el que Jove levantó una de sus viviendas más emblemáticas, conocida popularmente como el OVNI de As GalerasOVNI de As Galeras, y en el que hizo una de sus primeras fortunas, cuando en 1990, con otros tres inversores, compró una parcela para construir los chalés adosados de la hoy urbanización Os Regos, acoge también uno de los proyectos inmobiliarios más ambiciosos de su última etapa: una macrourbanización que, según el proyecto, incluye 700 viviendas y campo de golf.

La de Xaz, de la que se han anunciado 475 viviendas pese a que el proyecto incluía unas setecientas, es la promoción residencial en marcha más grande del área metropolitana y recuerda lejanamente, en escala reducida, a otra que el rey del ladrillo coruñés había gestado hace casi dos décadas y que a punto estuvo de quebrar las arcas municipales de Miño: Costa Anácara, rebautizada posteriormente como Costa Miño Golf. Este "proyecto residencial único" del que se vanagloriaban en 2001 los gobernantes en este pequeño municipio costero incluía 1.200 viviendas, un hotel y un campo de golf, pero tropezó con el estallido de la burbuja inmobiliaria.

La crisis dejó en los huesos esta área residencial, todavía flanqueada por esqueletos, que nunca llegó a contar con el lujoso hotel anunciado, y que reflota ahora poco a poco gracias a las ofertas a la baja de viviendas, pero que abocó a Miño a asumir una deuda monumental, más de 25 millones de euros, por no recabar los avales del justiprecio de los terrenos.

Jove ya no pilotaba Fadesa cuando, en 2010, la Justicia multiplicó por cuatro el precio de los terrenos que habían sido expropiados a precio de rústico y dejó a Miño al borde del abismo. Poco antes del estallido de la burbuja, en 2006, este empresario coruñés había cerrado la venta de Fadesa a Fernando Martín. La quiebra de Martinsa-Fadesa dos años después reventó en la cara a Miño, que fue condenado a asumir de forma subsidiaria el pago a los expropiados.

Costa Miño Golf fiue una de las apuestas más controvertidas de este promotor del que siempre se destacó su olfato y su capacidad para adquirir y gestionar bolsas de suelo. Otro de los proyectos de mayor envergadura que gestionaba actualmente en la comarca coruñesa es la construcción de un hotel, oficinas, supermercado y gasolinera en la antigua de parcela de la Schweppes, en Sabón.

Este proyecto, bautizado como Nexus Sabón, lo promovía a través de Starcoproperty, empresa de la que es socio mayoritario y que compartía con José Collazo y Modesto Rodríguez. La tramitación de este complejo arrancó en 2014, con una modificación urbanística impulsada por el Concello de Arteixo para permitir usos comerciales, empresariales y hosteleros en la parcela industrial situada en el parque empresarial de Sabón, frente a las instalaciones de Inditex. Los promotores, responsables también de Marineda City, elevaban a 4,4 millones de euros la inversión en este proyecto, con vistas a que comience a ser una realidad en 2021.

A través de Inveravante, la corporación que nació de la venta de Fadesa en 2006 para diversificar el dinero recibido de Fernando Martín en hoteles, centros comerciales, proyectos residenciales, empresas energéticas, etc., Jove recuperó importantes bolsas de suelo que Fadesa poseía en A Zapateira, en el municipio de Culleredo. En 2015, a través de su grupo inversor, adquirió por cuatro millones en la subasta de activos el 50% de unos terrenos de 365.000 metros cuadrados de suelo rústico ubicados en A Zapateira que habían sido tasados por 82 millones en la venta de Fadesa.

En Culleredo, Manuel Jove promovió también a través de Obralar, filial de Fadesa, el Centro Logístico de Transportes, en Ledoño. El Concello cullerdense adjudicó en 1999 el contrato de construcción y explotación y el proyecto fue anunciado como el mayor centro logístico de transporte de Galicia, con una inversión de 30 millones de euros. Las expectativas no se cumplieron. Tras la venta de Fadesa, Martinsa mantuvo varios contactos con los empresarios de este centro logístico para intentar encauzar las deficiencias, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y hace cinco años, la empresa traspasó las participaciones a Invernos Galicia. Este traspaso se produjo a pesar de que el Concello había anunciado su intención de rescatar la concesión por incumplimiento de los objetivos del contrato.

Fue una de las apuestas fallidas de un empresario que ha dejado una importante huella en la comarca.