La centenaria factoría de Nissan en la Zona Franca de Barcelona echará el cierre a finales de año, una decisión que la multinacional japonesa asegura que es "irreversible" pese al alto coste en indemnizaciones laborales y en los terrenos (más de 1.000 millones de euros, según cálculos del Gobierno). Nissan pone así punto y final a la fabricación de automóviles en Europa (la catalana era la única planta de montaje de la firma nipona en la UE; mantiene eso sí y reforzado el centro de Sunderland, en Reino Unido) y España aunque conserva las actividades de fundición y recambios en Cantabria y Ávila. El cese de actividad en Barcelona afectará a un total de 2.800 puestos de trabajo directos y unos 20.000 indirectos y supone el primer cierre de una fábrica de coches en España desde la desaparición de Santana Motor en Linares (Jaén), en 2011.

La clausura de esta planta lleva sobre la mesa más de una década, y no se había llevado a cabo gracias a las ayudas públicas que tanto el Gobierno central como la Generalitat de Cataluña le han ido concediendo para mantener la actividad pese a que Nissan-Barcelona lleva muchos años trabajando por debajo de su capacidad productiva (para este ejercicio se estimaba una producción de apenas 20.000 coches con una plantilla de 2.800 trabajadores).

De hecho, el director general de Industria, Raúl Blanco, hace apenas unos días aseguraba que a Nissan le costaría más cerrar la planta -unos 1.000 millones de euros- que traer un nuevo proyecto, en alusión a la nueva plataforma de utilitarios eléctricos de la compañía japonesa, lo que requeriría una inversión, según el Gobierno, de 300 millones de euros. 300 millones contra 1.000. Pero ni así.

La decisión se enmarca dentro de la estrategia a medio plazo diseñada para garantizar la supervivencia de la alianza francojaponesa Renault-Nissan-Mitsubishi, con una reestructuración de activos a escala mundial y el reparto de territorios por marcas, como recogió este periódico.

El presidente de Nissan, Makoto Uchida, confirmó que la luz verde para el cierre de las instalaciones de la firma nipona en Barcelona fue adoptada ayer mismo. Uchida habló de estos planes como parte del plan de negocio a medio plazo que ha diseñado Nissan, junto con los otros dos integrantes de la alianza, Renault y Mitsubishi, para hacer frente a la brusca caída de la demanda por la pandemia de coronavirus.

Alcance

Por su parte, el presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, aseguró que no existe "ninguna solución viable de futuro" para las instalaciones de Barcelona, descartando así la posibilidad de que la compañía japonesa dé marcha atrás a su decisión de cerrarlas en diciembre. En cambio, aseguró que los centros que el grupo japonés tiene en Ávila (430 empleados) y Cantabria (535 trabajadores) seguirán operando "hoy y mañana" bajo el paraguas de Nissan, ya que cuenta con proyectos industriales propios ajenos a los de lo que hacen las plantas catalanas.

La decisión de cierre afecta en concreto a las plantas que Nissan tiene en Barcelona -Zona Franca (fábrica de furgonetas), Montcada i Reixac (ejes) y Sant Andreu de la Barca (suspensiones y bastidores)-, así como a los centros de I+D, recambios, distribución y compras. Toda esta actividad y los modelos que actualmente se producen en Barcelona se deslocalizarán a las fábricas de Renault en Francia, que es la marca que liderará la actividad industrial de la alianza en Europa, y que presenta hoy sus propios planes de reestructuración, que podrían también el cierre de plantas en territorio galo.

El cierre de Nissan se vive con temor en la industria gallega de componentes, que más allá del cese de actividad de la planta catalana ve con angustia el futuro de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, su segundo mejor cliente tras PSA, que se enfrenta a una reestructuración global. El porcentaje de negocio que representa la factoría catalana para la industria gallega es minoritario por el bajo volumen de coches que produce, pero no así el de las plantas de Renault-Palencia o Valladolid.

Desde la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam), su presidente, Raúl Palacios, advirtió ayer de que el cierre de Nissan en Barcelona pone en evidencia que España necesita reorientar su estrategia para ser más competitiva, ya que sin el "efecto sede" la toma de decisiones sobre el sector se hace fuera de territorio nacional sin atender a los intereses del sector.