La teleeducación es una necesidad que ha surgido tras el estado de alarma que tuvo como consecuencia el confinamiento de la mayoría de la población. Desde edades tempranas hasta universitarios han tenido que adaptar las clases a la situación y esto ha sido posible gracias a la tecnología. La educación es la base para mejorar nuestra vida. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 tiene como fin garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

Aula 'on line'

Sergio y Pablo Sánchez son dos hermanos que viven en Pola de Laviana, Asturias. Sergio estudia 2º de la ESO en el Centro Concertado de Enseñanza María Inmaculada y tal y como explica, "para mí ha sido un cambio muy grande, pero me he ido adaptando y no me ha quedado otro remedio que ponerme las pilas". Pablo está en el segundo año de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad de Oviedo. "La universidad fue bastante flexible a la hora de darnos las herramientas con las que trabajar y al día siguiente de empezar la cuarentena ya estábamos dando clases on line de algunas asignaturas", asegura. Para el alumno de ADE lo más difícil de estar estudiando a distancia son las asignaturas numéricas como matemáticas o finanzas "ya que es más difícil la atención en clase y la explicación por parte de los profesores".

Ambos preferirían dar las clases presenciales sino fuera por la crisis sanitaria. Sergio echa de menos a sus amigos, "con ellos disfruto más en los recreos". Ahora mantiene la relación por WhatsApp e Instagram. "En mi caso no hacemos exámenes", explica. Hacen test on line a través de una app.

Pablo, por el contrario, afirma que "el mayor problema lo tuvimos con los exámenes". En un principio tenían planeado examinarse presencialmente de algunas asignaturas, pero no ha sido posible. Y las fechas han cambiado. No obstante, "ya tuve un examen con la plataforma on line y no hubo problemas, utilizamos la plataforma de videollamada y la universidad habilitó un campus virtual para hacer exámenes directamente desde ahí".

Conectados por una pantalla

La tecnología ha conseguido que la educación esté sufriendo una transformación. Cada vez más, el papel y el lápiz van perdiendo terreno a favor de las pantallas táctiles, las pizarras digitales y los portátiles que traen consigo nuevas metodologías. Con la actual crisis sanitaria no solo se ha tenido que adaptar el alumnado a las clases on-line, sino también el profesorado.

Mónica Machancoses, profesora de la clase de 4 años y directora de Educación Infantil en el Colegio Internacional Ausiàs March en Valencia, asegura que "están aprendiendo más de lo que en un principio me esperaba". Añade que en niños de edades tan tempranas "lo más complicado es mantener la motivación a través de la pantalla". En el centro educativo la tecnología siempre ha estado muy presente. En 2006 empezaron con las pizarras digitales y han ido avanzando hasta contar con tres salas de iPad dotadas con 25 dispositivos en cada una.

Gracias a los proyectos TIC dentro del centro, solo han tenido que enseñarles a usar las videollamadas. "Están acostumbrados a esa metodología, lo más difícil ha sido en la etapa de infantil y los primeros cursos de primaria. Los alumnos de secundaria y bachillerato ya trabajan con portátiles y los llevaban al cole".

Por su parte, Xus Martínez, uno de los coordinadores TIC del Colegio Internacional Ausiàs March y que imparte inglés a todos los cursos de secundaria, asegura que "la tecnología es un elemento muy importante". A la hora de adaptarse a las clases on line, "hemos tenido la suerte de que los alumnos estaban muy familiarizados con la tecnología". Esto les ha ayudado a avanzar ya que todos los alumnos contaban con dispositivos propios.

El futuro de la docencia

Aunque septiembre se ve a lo lejos en el horizonte, en realidad está a la vuelta de la esquina. Es difícil saber qué pasará, pero "creo que vamos a un modelo bastante híbrido de educación". Es decir, 50% presencial, 50% on line con la clase dividida en dos grupos. Una de las soluciones a la que apunta el docente del Colegio Internacional Ausiàs March, es que "la formación académica iría por tener una cámara en clase y no sé si por días o por semanas, los grupos presenciales lo harían in situ en el cole y los otros desde casa".

No obstante, es un tema muy complejo. En secundaria es más viable pero el mundo de infantil y primaria es otra cosa. Además, será complicado mantener las medidas de seguridad en niños tan pequeños porque necesitan cuidar más ese vínculo personal con sus profesores y compañeros. Como señala Mónica Machancoses, "los niños y los adultos necesitamos volver al aula porque en el aula pasan experiencias que a través de una pantalla no son posibles".

No sabemos a ciencia cierta qué pasará en septiembre, pero la tecnología se ha convertido en el mayor aliado de la sociedad para mantener una vida lo más parecida posible a lo que conocíamos.

Si la educación pasa por ser un modelo híbrido es importante garantizar que todos los alumnos puedan continuar con su educación, tanto en centros privados como en públicos, donde la tasa de conectividad es inferior por falta de recursos tecnológicos.