Alibérico, el primer grupo de aluminio español de iniciativa privada, constata su "interés" en que la planta de San Cibrao esquive el cerrojo y tenga asegurada su supervivencia. La firma aparece en escena, en el mismo momento en el que la multinacional Alcoa desarrolla estas semanas, como había anunciado, el proceso de consulta informal con los trabajadores, previo a la consolidación de la destrucción de 534 empleos de la fábrica mariñana, que supondría el fin de la fabricación de aluminio primario en territorio español.

La decisión del despido colectivo en la planta aluminera de San Cibrao, anunciado la semana pasada, aún no es firme. Y ello a pesar de que los empleados recibieron por carta las correspondientes explicaciones sobre el mismo de parte de la dirección de la empresa. Así lo confirmaron ayer fuentes de Alcoa a este periódico, que supeditan la medida a la finalización del diálogo abierto con los trabajadores para negociar. Este proceso, que se prevé que dure tres semanas, tendrá este jueves continuidad con un nuevo encuentro entre las partes.

Mientras la consulta se lleva a cabo, Alcoa se muestra esquiva al ser interpelada por el presunto interés de un grupo español privado en adquirir la factoría. "Alcoa desarrolla un proceso informal de consultas con representantes de los trabajadores, que durará unas tres semanas", evaden.

Mientras tanto, representantes de Alibérico, el primer grupo privado del aluminio de España, manifestaron ayer su "interés" en que no se cierre el complejo de San Cibrao. "La planta es estratégica para España y para Galicia e interesa que no se cierre", explican desde la empresa, que elude hacer más comentarios acerca de si se han producido contactos con Alcoa y, en caso positivo, cómo evolucionan. Movimientos precedentes de este grupo privado hacen pensar en que ese deseo pueda plasmarse en una oferta. Alibérico estuvo ya interesada en las alumineras de Alcoa hace cuatro años y se desmarcó en el último momento de la puja por la factoría de A Coruña en 2019. En ambos casos, sus pretensiones quedaron desbaratadas por el enorme peso del coste eléctrico en el proceso productivo del aluminio.

A los trabajadores de la planta no les han parado ni las buenas noticias de las últimas horas. El compromiso del Gobierno de aprobar en breve el estatuto electrointensivo para los grandes consumidores y esa opción de venta, que podría impedir el cierre de la planta, tal y como ocurrió el verano pasado con sus filiales en A Coruña y Avilés.

La multitudinaria manifestación de ayer en Cervo, dio voz a las empresas auxiliares, que aseguraron sentirse también afectadas por la amenaza de despido colectivo que, en su caso, sumaría otro medio centenar de empleos que, según detallaron, dependen de manera subsidiaria del aluminio.

Los trabajadores tienen tres citas importantes esta semana. Hoy mismo celebrarán una reunión vía telemática con el Ministerio de Industria, en la que el comité volverá a reclamar un marco estable para el precio de la energía y, en su caso, la intervención "total o parcial" de la fábrica para asegurar su viabilidad. El jueves, además de un nuevo encuentro empresa-trabajadores, el conselleiro de Economía, Empleo e Industria, Francisco Conde, comparecerá ante la Diputación Permanente del Parlamento gallego. Como adelanto, Conde aseguró ayer que "a día de hoy el Gobierno sigue sin dar una solución a una industria" del aluminio, que "necesita todo el apoyo".

Años tras el aluminio gallego

El Grupo Alibérico, liderado por el empresario gallego Clemente González Soler, sonaba hace algo más de un año como uno de los principales candidatos a la adquisición de las plantas de A Coruña y Avilés, que finalmente fueron a parar a manos del fondo suizo Parter, que fundó Alu Ibérica. Las intenciones quedaron en eso, pero no era la primera vez que el empresario gallego intentaba hacerse con las alumineras radicadas en el noroeste del país.

Alibérico había tentado la adquisición en 2016 y la desbarató uno de los motivos recurrentes en estos casos: el elevado coste energético de la producción. Esa operación estuvo a punto de fructificar. Aludium y Alibérico -con tres plantas que en su día pertenecieron a Alcoa Inespal: Sabiñánigo, Linares y Alcalá de Henares - llegaron a sellar una alianza para realizar una oferta definitiva por los tres últimos complejos que Alcoa conservaba en España: el de A Coruña, San Cibrao en Lugo y Avilés en Asturias. La operación no salió adelante porque entonces se vaticinaba una bajada muy importante del precio del aluminio y por el elevado coste energético. Ahora este grupo industrial y tecnológico, líder en aluminio" está interesado en no dejar morir la producción de aluminio en Galicia por tercera vez.

Parter, el fondo de inversión suizo que el año pasado adquirió las fábricas de A Coruña y Avilés, continúa con la callada como respuesta al ultimátum (vence mañana) dado por Alcoa para que revierta la reventa de las fábricas a Grupo Riesgo. "Alcoa pide a Parter que o revierte la venta a Riesgo o cumple con el acuerdo", explican fuentes de la multinacional norteamericana. La nueva dirección de la fábrica coruñesa elude comentar la situación "porque es un tema que compete a ellos [Alcoa y Parter]". La plantilla de Alu Ibérica ha sufrido este mes retrasos en el abono de las nóminas que mantiene intranquilos a los trabajadores. La dirección de la planta los justifica por la "falta de pagos de Alcoa desde hace más de un mes, conforme a su acuerdo con Parter Capital". Ayer "cobraron" unos cuantos más, aunque "quedan trabajadores por hacerlo", especificó el presidente del comité de empresa.