El Consello de la Xunta declaró ayer como iniciativa empresarial prioritaria la construcción de la nueva factoría de Hijos de Carlos Albo en la Plataforma Loxística Industrial de Salvaterra-As Neves (Plisan), en la que prevé invertir más de 29 millones de euros. Esta consideración, amparada en la Ley de Implantación Empresarial, habilita al Ejecutivo gallego a reducir a la mitad los plazos administrativos para llevar a cabo el proyecto. La histórica conservera, propiedad desde hace cuatro años del grupo chino Shanghai Kaichuang -desembolsó 61 millones por la sociedad-, cuenta con el respaldo de un potente conglomerado de la industria alimentaria, Bright Food. Además del traslado de la producción, Albo prevé crear al menos 25 puestos de trabajo directos en las nuevas instalaciones.

El proyecto, resumió la Xunta, introducirá la preparación de platos preparados enlatados "y dará prioridad a las compras de proveedores gallegos". Además del de Albo, el Gobierno autonómico otorgó la misma consideración a una iniciativa de Aluminios Cortizo para la creación de un campus tecnológico en Lamas (Padrón). En este caso, la metalúrgica realizará una inversión de 31 millones de euros y la creación de 320 puestos de trabajo. Cortizo busca convertirlo en un "centro puntero en innovación", capaz de abordar e impulsar "nuevos proyectos de carácter internacional".

Según los datos oficiales remitiros por la matriz al regulador bursátil (Shanghai Kaichuang es una compañía cotizada), Hijos de Carlos Albo cerró 2019 con una cifra de ventas superior a los 95 millones de euros, con un resultado neto de 4,65 millones. En la memoria anual del grupo se destaca además la paulatina incursión de la marca en los súper asiáticos, con buena acogida en portales como Tmall o JD.com. Los productos de la conservera, cuyos orígenes se remontan a 1869, están presentes en lineales de la propia Shanghái, Pekín o Guangzhou.