Llueve sobre mojado en la industria electrointensiva gallega. Superado el confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus y abierta ya la campaña electoral autonómica, los trabajadores de este sector que sostiene 5.000 puestos de trabajo en la comunidad volvieron a salir a la calle ayer en A Coruña. Ante la Delegación del Gobierno, reclamaron una solución a la inestabilidad del marco energético que tiene contra las cuerdas a Alcoa en Lugo -con un ERE sobre la mesa para ejecutar 534 despidos en San Cibrao- y Alu Ibérica en A Coruña -con su plantilla en pie de guerra ante la reciente reventa de la fábrica a Grupo Riesgo-. Los trabajadores pidieron la intervención urgente de las fábricas, una tarifa eléctrica competitiva y estable para la gran industria y que se declare el aluminio primario como sector estratégico.

Cascos, chalecos reflectantes, mascarillas y paraguas protegían a los manifestantes, unos 300, en una protesta convocada por CCOO y UGT en la que corearon consignas como "enerxía, solución" -constante en las protestas del sector de los dos últimos años- o "¿dónde está el estatuto? ¿el estatuto dónde está?", en referencia al marco eléctrico industrial que el Gobierno ha prometido -una vez más- aprobar en las próximas semanas. En la pancarta de la factoría de aluminio de A Grela, una mensaje claro: "¡Alu Ibérica A Coruña intervención!". La lona la sostenían varios trabajadores con el rostro cubierto por caretas de algunos de los políticos que consideran responsables de su situación actual: del lado de la Xunta, el presidente Feijóo y el conselleiro de Economía, Francisco Conde; del lado del Gobierno, el presidente Sánchez, y las ministras de Industria, Reyes Maroto, y de Trabajo, Yolanda Díaz.

Trabajadores Ferroatlántica, Xeal, Celsa Atlantic, Megasa y las centrales térmicas de Meirama y As Pontes, entre otros, apoyaron esta concentración para pedir una solución urgente a los conflictos de las plantas de aluminio de A Coruña y San Cibrao (Cervo). El presidente del comité de empresa de Alu Ibérica A Coruña, Juan Carlos López Corbacho, reclamó nuevamente "una intervención" por parte de las administraciones en la compañía, para que "clarifiquen" lo que pasó y "se tome la iniciativa de fiscalizar el proceso" tras la venta de Parter al Grupo Riesgo, meses después de que el fondo suizo se hiciera que pretendía cerrar Alcoa. La plantilla teme que Riesgo no desarrolle un plan industrial y no cumpla las garantías de empleo.

Pero la situación más acuciante se vive en A Mariña, donde la Aluminum Company of America mantiene la última de las instalaciones con las que hizo negocio en España desde la privatización de Inespal en los 90. El ERE (expediente de regulación de empleo) que tramita Alcoa para la planta de aluminio primario (la parte de alúmina seguirían funcionando por el momento) plantea el despido de 534 trabajadores directos y supone otros tantos de empresas externas, según los sindicatos, que estiman que el complejo aluminero de San Cibrao genera el 30% del PIB de la provincia de Lugo.

"Alcoa, pandilla de buitres"

El secretario general de UGT-FICA-Galicia, Javier Carreiro, tomó la palabra para reprochar el comportamiento de la multinacional aluminera en plena crisis del Covid-19: "¡Alcoa, pandilla de buitres, que aprovecha una pandemia para presentar un ERE que conlleva el despido de mil trabajadores!", afeó. El líder sindical reclamó que se "declare el aluminio primario como sector estratégico" y advirtió de que defenderán los empleos "hasta la muerte".

En la misma línea, el secretario xeral de Industria de CCOO Galicia, Víctor Ledo, exigió "quitar el expediente [de regulación de empleo de Alcoa] de encima de la mesa" para encauzar una situación que definió como "dramática". El sindicalista volvió a instar al Gobierno a aprobar el Estatuto del Consumidor Electrointensivo y a hacerlo incorporando las alegaciones que presentaron los comités de empresa. Junto con el establecimiento de una tarifa eléctrica industrial, Ledo pidió también "derogar la reforma laboral que permite que el 24 de julio los trabajadores de Alcoa estén despedidos".

Después de casi una hora de protesta, ambientada con bengalas de humo naranja y petardos, Ledo puso fin a la movilización: "Hoy nos hemos mojado pero vamos a tener que seguir mojándonos", advirtió bajo una lluvia fina y constante.