El coronavirus deja el enésimo golpe a TAP, uno de los emblemas del mundo empresarial portugués. El Gobierno del país habló ayer claramente de una "intervención más decidida" en la aerolínea, cuyo mayor accionista es el propio Estado luso (50% del capital), tras el rechazo de accionistas privados (45% inversores y el 5% en manos de los trabajadores) al plan de inyección de 1.200 millones de euros que ya tenía el aval de la Comisión Europea.

El anuncio fue realizado por el ministro de Infraestructuras durante una comparecencia en el Parlamento en la que subrayó que "la TAP es demasiado importante para que la dejemos caer". Pedro Nuno Santos no aclaró si, tal como adelanta ayer la web del diario Expresso, el Gobierno está dispuesto a avanzar hacia la nacionalización de la compañía.