Galicia fue paradigma del movimiento rupturista que protagonizó Podemos. Ahora las encuestas dicen todo lo contrario, que van a una presencia casi residual en el Parlamento de Galicia. ¿Cómo lidian con eso?

Primero vamos a esperar a que los ciudadanos voten. A nosotros se nos ha querido dar por muertos muchas veces. Es innegable que no tenemos el apoyo de 2016. Eso tiene que ver con errores propios, sobre todo a la hora de manejar las dinámicas internas en un espacio político completamente nuevo y muy adolescente en muchos aspectos, pero también creo que no miento si digo que ninguna fuerza política en nuestro Estado ha sido víctima de los ataques que recibimos nosotros. Somos mucho más maduros y, además, somos una fuerza política de gobierno. Con menos apoyo que hace algunos años, tenemos mucha más capacidad de cambiar las cosas.

Todas las encuestas apuntan a una supermayoría del PPdeG.

Quien pretenda entender la realidad exclusivamente con las encuestas pecaría de imprudencia. Veamos lo que pasa después de las elecciones. Lo que está claro es que si hay un cambio político en Galicia, y creo que lo va a haber, Galicia en Común va a ser imprescindible. Se está inaugurando una nueva cultura muy positiva de entendimiento entre fuerzas progresistas. Los electores socialistas están contentos de que su partido esté gobernando con nosotros. Eso es posible y lo será en Galicia con BNG y PSOE.