Las empresas necesitan perfiles digitales y ellas muestran niveles de habilidades parejos a los de ellos, pero solo el 17,9% de los empleos de los sectores más digitalizados de Galicia, caso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), están destinados a mujeres. La tasa de ocupación, difundida a partir de los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), refleja un desequilibrio evidente. ¿Por qué entonces las profesiones TIC emplean abrumadoramente a los hombres: un 82,1% en la comunidad gallega? "Nadie tiene la respuesta exacta. La entrada es libre, no hay barreras, pero resulta evidente que la profesión no atrae a las mujeres. Lógicamente, se pierden puntos de vista y maneras de pensar", explica el presidente del Clúster TIC de Galicia, Antonio Rodríguez del Corral, que agrupa a más de cien tecnológicas.

Esa ineficiente conexión entre las necesidades de las empresas y las capacidades disponibles en el mercado laboral también tiene sus costes, y no solo en la comunidad gallega, dado que la brecha es común al conjunto del Estado. España deja de producir con esa falta de incorporación del talento femenino el 2,8% de su Producto Interior Bruto (PIB), según un informe publicado esta semana por ClosingGap y Vodafone, que aborda la brecha de género en las herramientas digitales. No solo las mujeres están más ausentes de los sectores más demandados, sino que pueden verse perjudicadas en mayor medida por ese avance digital y ver desaparecer sus puestos de trabajo debido a la automatización, apunta el estudio.

El sector TIC presentó en 2019 la mayor tasa de actividad de la población gallega especializada, un 90,2%. Le siguieron las ciencias naturales, químicas, físicas y matemáticas (82,4%). Si los hombres dominan las tecnológicas, las mujeres presentan los mayores valores en las segundas (85,3%). Y aquí radica uno de los argumentos que pueden explicar este fenómeno, según Del Corral. "Hay estudios, hay análisis, hay un proyecto de la Agencia para la Modernización Tecnológica de Galicia (Amtega) en este ámbito, pero lo que yo he visto de primera mano es que entre los 8 y los 14 años, esa edad entre la niñez y la adolescencia, ellas reciben mensajes negativos por parte de las personas que les influyen, empezando por los padres", asegura el presidente del Clúster TIC gallego. "Si ellas dicen que quieren dedicarse a la informática, no les responden 'qué bien', sino 'qué rara eres'. A esa edad en que la personalidad se forma porque aún no tienes una independencia de criterio y estás muy influido por el entorno, entiendo que la respuesta de los familiares y educadores es muy importante", añade. "En primer lugar, no las orientan hacia esta profesión, y cuando les sale de forma natural, no las aplauden. Entonces acaban escogiendo Medicina, Bioquímica y otras carreras de ciencias con una imagen menos friki", comenta.

La demanda creciente por parte de las empresas de perfiles digitales constituye una tendencia detectada en los últimos años por el Clúster TIC gallego.

La actual oferta de perfiles vinculados con la tecnología, la informática y las comunicaciones no es suficiente para satisfacer al sector porque la demanda crece más rápido que la oferta de candidatos. Hasta el punto de que estos perfiles se han mantenido como los más demandados por las compañías durante los meses de confinamiento pese al retroceso generalizado en la contratación.

Actualmente en España ejercen 420.000 profesionales en empresas o puestos altamente digitalizados. No obstante, únicamente el 21% de dichos puestos están ocupados por mujeres. Un sesgo de género que, si las empresas corrigieran, permitiría que la Seguridad Social ganara 247.600 nuevas ocupadas.

Productividad

Son profesiones que actualmente cuentan con salarios muy por encima de la media y con una alta productividad, lo que, en parte, puede ahondar en la brecha salarial entre géneros. Según los últimos datos del Barcelona Digital Talent, el sueldo medio en estos sectores ronda los 37.000 euros anuales. Una combinación que deja menos productividad y menos ingresos para el erario público. Igualar por arriba la brecha digital en España supondría un incremento del PIB del 2,8% y un ingreso para la Seguridad Social de 15.810 millones de euros anuales.