Hoy hace un año que Alcoa formalizó la venta de las factorías de A Coruña y Aviles al fondo Parter dentro de un proceso tutelado por el Ministerio de Industria, la Xunta y el Principado. Este las revendió sorpresivamente en marzo al Grupo Riesgo, actual propietario, en una operación que el comité de empresa considera ilegal.

¿En qué situación está ahora la planta de Alu Ibérica?

Hemos ido a peor. El grado de incumplimiento con lo acordado en la venta es tremendo. Pero lo más decepcionante es la parsimonia de las administraciones que avalaron la operación. Parece que estás dentro de una pesadilla pero es real. El aluminio es un sector estratégico en los países de nuestro entorno, pero aquí el Gobierno central y las comunidades le ponen coronas de flores. Me temo que esto acabará en un macrojuicio porque iremos a juicio con todo. Ya pasaron las elecciones y la pandemia tampoco es una disculpa para no actuar.

¿Cuál es su postura?

Desde el comité tratamos de que se imponga la transparencia y la legalidad, y de que entremos en un escenario marcado por una solución de futuro para la planta. La administración tiene la documentación precisa pero no se mueve.

¿Qué documentación?

Toda la que nos pidieron dentro de los 25 días de investigación que marcaron. No pueden dejar el sector en manos de esta gente.

Los incumplimientos de los que habla... ¿son más responsabilidad de Alcoa, de Parter o de Riesgo?

De todas las partes, incluido el Gobierno y las comunidades, que deben velar por que la industria vaya bien. Las empresas incumplieron desde la primera a la última. Hablamos de un proceso público y no podía haber pasado lo que pasó, y lo que pasa. Y si pasa es porque las empresas campan a sus anchas sin vigilancia de la administración central y autonómica, por lo tanto la responsabilidad es de todos pero los perjudicados somos los trabajadores, como siempre. Estas tres empresas no se pueden reír del gobierno de un país.

¿Todavía tienen confianza en la administración?

Confianza ninguna. Necesitamos gobernantes con valentía y agallas para defender los intereses del país, pero no queda otra que seguir en la pelea. Esto tiene solución, no una, sino varias encima de la mesa. El problema es que carecemos de política industrial. El discurso de las elecciones tipo "hay que salvar la industria" se queda ahí, en palabrería. Tenemos una ministra en Industria (Reyes Maroto) que se dedica a hacer turismo. Yo no sé qué hace el turismo junto a la industria en un ministerio, y la energía por otro lado. La industria tiene que estar con la energía, que es la gasolina del motor industrial. Hay que fomentar una industria potente, con buenos salarios, y no poner el país al servicio de las multinacionales foráneas. Eso te convierte en un criado de los que tienen el poder de decidir fuera de España. Mire Alcoa, un grupo americano que el Estado protegió al máximo y que se va a ir de España de rositas. Con San Cibrao está haciendo lo mismo, punto por punto, que con nosotros. Cierran empresas porque saben cómo hacerlo y no hay quién les pare. Lo que me cabrea es que tenemos recursos, pero así nos va con todo. Acabaremos siendo un país de servicios. El Estado español ni siquiera participa en empresas de un sector estratégico como el de la energía, al contrario que Francia, Italia y muchos otros. En la industria no va a quedar nada español, salvo la banderita de algunos en la muñeca. Aquí hay camareros españoles, que es una profesión digna, pero no se piensa en nada más.

El presidente del comité de empresa de San Cibrao ha dicho que no quiere acabar "como los compañeros de Coruña y Avilés".

Cometimos un error mayúsculo, pero no fue por no intentar que no pasara. Nosotros habíamos propuesto que Alcoa metiera el dinero por cerrar las plantas en una caja, junto con las llaves de las fábricas, y que se la enviara al Ministerio de Industria. Sabíamos que la solución no podía venir de quien quiere cerrar las plantas. Esta multinacional destrozó un sector estratégico.

¿Y cuál es la solución que proponen para Alu Ibérica?

Que el gobierno entre de forma temporal en las factorías, que haga las inversiones prometidas y luego inicie un proceso de venta serio. Ésa es la solución para apuntalar la industria y garantizar el empleo. Lo que se ha hecho hasta ahora es una versión de coge la pasta y lárgate.

¿Podrían fusionar de nuevo Avilés, San Cibrao y A Coruña?

Si hubiera un gobierno adecuado, eso sería lo primero que debería llevar a cabo. Lo segundo sería tutelarlo como un sector estratégico para que no vuelva a suceder lo que ha pasado. ¿Por qué nos movilizamos? Para buscar el amparo del Gobierno y mantener los empleos y la industria. La sensación es de fraude mayúsculo.