No estaban acostumbrados a trabajar, tampoco a madrugar, pero dieron el paso. Doce integrantes de la Asociación Pro Enfermos Mentales de A Coruña (APEM) comenzaron a principios de año un "proyecto pionero" para la inserción laboral en la empresa Hornos Lamastelle. La mayoría remataron el programa y dos de ellos entrarán a trabajar en esta compañía coruñesa que produce empanadas, bizcochos y tartas de Santiago. Este año, APEM cumple su 40 aniversario de "trabajo con personas que padecen un trastorno mental severo, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno depresivo grave con esquizofrenia...", comenta la gerente de la asociación, Antía Muruzábal. "La realidad es que muy pocos usuarios salen al mundo laboral", confiesa. Por eso considera "un triunfo" la acción laboral promovida por la Asociación Empresarial Galega de Centros Especiais de Emprego sen Ánimo de Lucro (Cegasal), a través de una de sus firmas asociadas (Hornos Lamastelle), y la participación de la farmacéutica Janssen. "La iniciativa es maravillosa, debería promocionarse mucho más, porque el salto de los centros de rehabilitación al empleo está muy acortado en el ámbito de la salud mental", señala.

Los expertos en la materia, desde Carmona a Díaz y Chacón, Hernández Wence, Bond y Drake o Galilea y Colis subrayan la importancia del modelo de "empleo con apoyo" como "paso fundamental" en el proceso de recuperación, el descenso de la tasa de hospitalización, la reducción de recaídas y el fomento de la autoestima, entre otros beneficios. "Les gusta sentirse útiles, recibir formación, tener la esperanza de que te contraten y saber que formas parte de algo, ¿a quién no?", declara Muruzábal.

La formación laboral realizada en Hornos Lamastelle constó de un periodo de entrenamiento de dos meses, de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas. El seguimiento de los alumnos se realizó a través de dinámicas grupales motivacionales, en las cuales se solventaron conflictos, pensamientos intrusivos y problemas físicos surgidos durante los dos meses de formación. También se realizaron sesiones individuales.

"De los doce participantes, siete remataron el programa", señala Manuel Santos, gerente de Hornos Lamastelle. Los motivos principales del abandono durante la formación fueron la ansiedad y la presión por las responsabilidades que el trabajo demandaba. Otras causa estaba relacionada con la falta de habilidades y la incapacidad de resolver problemas. De hecho, el informe del programa señala que resulta "necesaria una mayor concienciación de la importancia del contexto laboral tanto en el alumnado como en las familias". También advierte de la relación entre las pensiones que reciben los usuarios y la desmotivación, y califica de "vital" el entrenamiento de las habilidades sociales: la mayor parte de los alumnos presentaron dificultades para expresar peticiones o problemáticas a sus supervisores.

Pero la conclusión final no deja lugar a la duda: "Cabe señalar que haber dotado de experiencia formativa a los alumnos en un entorno de trabajo real, les ha otorgado la oportunidad de demostrar a los profesionales y de demostrarse a sí mismos que son capaces de tener un comportamiento normalizado, lo que sin duda revertirá positivamente en su autoestima y motivación, aumentando sus ganas por seguir progresando, formándose y evitando conductas de riesgo que los alejen de la reincidencia y aumente de manera notable sus oportunidades de inserción laboral".

La mayor prueba de éxito es la propia iniciativa empresarial encarnada por Hornos Lamastelle, que da empleo a cerca de 90 personas "con un amplio abanico de discapacidades, físicas, orgánicas, sensoriales, mentales...", explica su gerente. Según Manuel Santos, en 2019 la compañía facturó cerca de 5 millones de euros con la producción de 1.800 toneladas de empanadas gallegas y cerca de 40 toneladas de la gama dulce. Su destino principal es el mercado español, aunque también cuentan con clientes en Suiza, Alemania y Portugal. La expansión de la firma, sobre todo al país vecino, tuvo que detenerse a causa del coronavirus. "Al principio hubo cierto nerviosismo. Hicimos charlas desde el primer minuto para concienciar a los empleados de la importancia de la higiene, el distanciamiento y el material para evitar contagios, que ya teníamos", señala. "Todo ha salido bien", añade.

Cegasal espera que el programa continúe de la mano de la Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Galicia (Feaces), que representa a un colectivo de más de 40.000 personas.