La confianza de los consumidores en la economía española volvió a empeorar en julio, después de dos meses de ligeras subidas, porque la valoración de la situación actual baja pero lo hacen aún más las expectativas de futuro, con lo que retrocede a niveles similares a los de 2012 y a la crisis de 2008.

El índice de confianza del consumidor (ICC) de julio publicado ayer por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se situó en 53,1 puntos, lejos de los 100 puntos que marcan la diferencia entre una percepción positiva y negativa.

Si se compara con el dato de junio la confianza ha empeorado 7,6 puntos y respecto a julio de 2019 el batacazo es de 43,9 puntos, con una caída de 63,1 puntos en la valoración de la situación actual y una bajada menor, de 24,8 puntos, en el caso de las expectativas de los consumidores.

Desde febrero de este año la confianza de los españoles en la economía ha disminuido un 38%, con un descenso del 60,3% en la valoración de la situación Actual y una pérdida del 20,2% en las expectativas de futuro, con lo que ambos tienen valores muy similares a los de 2012 y primeros meses de 2013 y también a los de 2008 y principios de 2009, hasta el momento los más bajos.

La percepción siguió siendo pesimista en julio: el índice quedó en 30,1, 0,8 puntos menos que en junio, debido a que la valoración de la situación económica retrocede 2,1 puntos y la de los hogares lo hace 0,4 puntos, mientras que la del mercado de trabajo sube 0,1 puntos.

Con respecto al futuro, el índice de expectativas bajó en julio a 76,1 puntos, una caída de 14,4 puntos o un 15,9 % respecto al mes anterior. Los mayores descensos se producen con relación a las valoraciones sobre la evolución de la economía en el futuro inmediato, 20,5 puntos menos, y con relación al futuro del mercado de trabajo, 18,1 puntos menos, mientras que la futura evolución de los hogares retrocede 4,7 puntos.