Temporalidad, precariedad o emigración son conceptos familiares para Mónica Rodríguez, secretaria de Igualdade, Xuventude e Movementos Sociais de UGT-Galicia. Los jóvenes con los que trata a diario le trasladan su frustración por un mercado laboral que dificulta sus planes de vida. Un malestar que, según constata la sindicalista, ha crecido en los últimos meses por el varapalo económico de la crisis sanitaria del Covid-19. Más cuando el 70% de los jóvenes gallegos depende del sector servicios, el más castigado.

UGT habla en su informe del "efecto desánimo" que sacude a los jóvenes en edad de trabajar. ¿En qué se concreta?

En los últimos años muchos jóvenes ven que llevan mucho tiempo buscando trabajo y no encuentran. Entonces optan por seguir formándose o marcharse bien a otras comunidades, bien al extranjero. Hay una falta de oportunidades y más desde el Covid. Este año estamos viendo además dos cuestiones que influyen mucho. Por un lado, el 70% de los jóvenes gallegos está empleado en el sector servicios, que es el más tocado por la temporalidad. Te dicen: "¿Cómo voy a buscar trabajo si todas la empresas están cerrando o con ERTE?". Por otra parte, hay un problema real con la conciliación. Quienes tiene hijos y buscan trabajo se plantean: "¿Qué pasa si empieza el colegio y los mandan para casa?".

¿El auge del teletrabajo es una oportunidad o un riesgo?

Estamos en ello. El teletrabajo no vale a cualquier precio. Tiene que ser igual en derechos al trabajo presencial. Estamos analizándolo y esperamos tener las recomendaciones en uno o dos meses.

¿Qué medidas concretas reclaman para mejorar las condiciones laborales de los jóvenes gallegos?

Reclamamos un estatuto de regulación de prácticas laborales. Las prácticas se deben laboralizar y ampliar la formación dual con derechos, para vincular más el sistema educativo y el productivo. También hay que revisar todas las modalidades de contratos destinadas a jóvenes, que es donde hay más fraude, como el encadenamiento de contratos temporales. Además, reclamamos políticas de empleo eficientes y acabar con la falta de oportunidades en el rural.

¿Los malos datos del empleo juvenil han tocado suelo?

Esperemos que sí, que esto empiece a cambiar. Las circunstancias de este año trastocan todas las previsiones... pero como sociedad no nos podemos permitir este nivel de precariedad de la juventud. Más aún en Galicia, donde preocupa el declive demográfico. Mientras no se ofrezca un empleo de calidad y con derechos a los jóvenes, no podrán formar una familia.