Abril, mayo y junio fueron meses duros para la economía mundial. La gallega no fue una excepción, pero por su estructura resistió mejor el golpe que el conjunto de España. Según los datos publicados ayer por Instituto Galego de Estatística (IGE) el producto interior bruto de Galicia (PIB) del segundo trimestre del año fue un 17,9% inferior al del mismo periodo del año pasado. La caída es notable pero mejora en cuatro puntos la media del país (-22,1%). Los economistas atribuyen esta diferencia principalmente a la menor exposición de Galicia al turismo, sector más afectado por el parón que ha impuesto la pandemia. También a la resistencia del agroalimentario.

"La diferencia más visible es que en España el sector más afectado es el turismo, especialmente en algunas comunidades [como Canarias o Baleares] y en Galicia ese impacto es mucho menor", explica Patricio Sánchez, subdirector del Foro Económico de Galicia. La economía gallega se comporta de forma menos reactiva, lo que amortigua el impacto de la crisis del Covid en comparación con otras comunidades.

Con respecto al primer trimestre del año, la economía gallega retrocedió un 14,5%, también cuatro puntos menos que la media estatal (-18,5%). "Para bien o para mal, la economía gallega siempre va más lenta y en este caso la crisis está llegando con menos fuerza a la comunidad", valora Sánchez.

La Xunta, a través de la Consellería de Facenda, destacó ayer que la economía en Galicia ya registró una mejor evolución que la media en el primer trimestre, también afectado parcialmente por la pandemia.

En términos interanuales, la exportación de bienes y servicios se redujo casi un 24%, en paralelo a la demanda interna, que cayó un 20%. El gasto en consumo final disminuyó un 18,9% y la formación bruta de capital disminuyó un 24,7%.

Del lado de la oferta, la práctica totalidad de los sectores se anotaron tasas negativas respecto a un año antes. La caída de los servicios en su conjunto fue del 15%, mientras que el subsector que agrupa a comercio, transporte y hostelería sufrió un desplome del 37%. También las actividades artísticas y recreativas se vieron afectadas con dureza (-33,3%) y, aunque en menor medida, las actividades profesionales también retrocedieron de forma notable (-22,3%). En cambio, el estado de alarma y su parón económico no afectó tanto a las actividades de información y comunicaciones, que tuvieron un caída leve del -3,8%. E incluso hubo ramas de lo servicios que experimentaron un crecimiento: las actividades inmobiliarias aumentaron un 0,4%, las de la Administración pública, sanidad y educación, un 2,4%; y las financieras y de seguros se incrementaron un considerable 8,2%.

Por su parte, el sector de la construcción redujo un 19,2% su actividad y la industria, un 22,3% -con una caída de 26% de la industria manufacturera-.

El empleo, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, se redujo un 22,5% en el segundo trimestre y las ramas de actividad en que más bajó fueron las relacionadas con comercio, transporte y hostelería (-36,9%) y actividades artísticas, recreativas y otros servicios (-30,7%).

El PIB gallego en el segundo trimestre del año ascendió a 13.062,7 millones de euros de los que casi dos tercios (el 64,4%) dependen del sector servicios. La industria sostiene el 14,6% de la economía de la comunidad -todavía lejos de la tasa del 20% a la que aspira la Xunta-. Un 8,6% de la riqueza proviene de impuestos netos sobre los productos, mientras que el sector de la construcción aporta el 6,7% y agricultura, ganadería, silvicultura y pesca generan el 5,6% restante.