El hidrógeno verde comienza a arrancar. La crisis del Covid ha acelerado la transición hacia una economía descarbonizada y el hidrógeno renovable emerge como uno de los acompañantes predilectos de las energías renovables. La Comisión Europea y el Gobierno español han lanzado en las últimas semanas sus hojas de ruta para descarbonizar con esta tecnología el transporte y la industria.

El hidrógeno renovable se produce en un proceso llamado electrolisis que rompe la molécula de agua en conexión con la energía eléctrica. El único residuo que produce es oxígeno, por lo que es un proceso completamente limpio si la energía que se utiliza en el proceso también es renovable. Además, a diferencia de otras fuentes energéticas limpias, el hidrógeno tiene la capacidad de ser almacenado, lo que permite un mayor grado de gestionabilidad. "Puedes producir energía renovable y con el exceso produces hidrógeno, lo guardas, y con él puedes hacer lo que te dé la gana", expone en tono coloquial el presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), Javier Brey.

Ya es el momento. Esta fuente renovable lleva meses sonando como un elemento relevante en el futuro modelo energético, pero su despegue ha sido lento, principalmente por su precio y también por la falta de regulación sobre el almacenamiento que el Gobierno se ha comprometido a poner en marcha. "Para que el hidrógeno renovable se ponga a 1,2 o 2,5 euros las energías renovables tienen que bajar hasta los 2,3-2,5 euros el kilovatio hora. Son precios que las energías renovables empiezan a alcanzar", explica Javier Brey.

La Comisión Europea ha sido la primera en poner sobre la mesa la necesidad de impulsar el hidrógeno con una estrategia específica lanzada a principios del mes de junio. En ella, se establece como objetivo para el 2024 la instalación de al menos 6 gigavatios de electrolizadores de hidrógeno y la producción de hasta 1 millón de toneladas de hidrógeno renovable. En una segunda fase, del 2025 al 2030, establece la instalación de 40 gigavatios de electrolizadores y de hasta 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable. Las inversiones acumuladas estimadas podrían situarse entre los 180.000 y los 470.000 millones de euros hasta el año 2050.

Y España hizo lo propio hace unas semanas al lanzar a consulta pública una hoja de ruta que prevé una inversión pública y privada de 8.900 millones de euros en la próxima década en esta tecnología. El objetivo es alcanzar una capacidad instalada de electrolizadores de 4.000 megavatios y un 25% del consumo industrial de origen renovable. También forma parte de los objetivos programados lograr 150 autobuses, 5.000 vehículos ligeros y pesados, y 2 líneas de trenes comerciales propulsadas con hidrógeno renovable así como el desarrollo de un mínimo de 100 hidrogeneras.

El gris y el verde. En España se consumen alrededor de 500.000 toneladas de hidrógeno al año. Se trata del denominado hidrógeno gris, elaborado a partir de gas natural u otros hidrocarburos líquidos. La mayoría de este consumo se produce en las plantas de fabricación de productos industriales (amoniaco) y en las refinerías. "Este hecho refleja el potencial de descarbonización en la industria para el uso del hidrógeno renovable, sustituyendo el hidrógeno gris por alternativas más ecológicas", indica el documento sobre la estrategia española.

Un ejemplo es el acuerdo entre Iberdrola y Fertiberia para construir la mayor planta de hidrógeno verde para uso industrial de Europa en Puertollano (Ciudad Real) que entrará en funcionamiento en el 2021. Iberdrola se encargará de producir hidrógeno verde a partir de una planta solar fotovoltaica y un sistema de baterías y el hidrógeno que genere esta instalación se utilizará en la planta de fertilizantes y amoniaco de Fertiberia en Puertollano. Será la más grandes de momento. Pero la Xunta ha anunciado su intención de que sea Galicia la comunidad que albergue la instalación más potente: "La planta de hidrógeno que impulsamos será de largo la más grande del mundo", aseguró el conselleiro de Industria, Francisco Conde, en una entrevista reciente a este periódico. El Gobierno gallego no concreta la ubicación de esa factoría.

También en el transporte. Pero no es la única: la empresa Liberty House, interesada en la compra de la fábrica de San Cibrao (Lugo) de la multinacional Alcoa, tiene un proyecto para la producción de aluminio verde a partir de esta tecnología. Además de la industria, el transporte es otro de los focos de implementación de esta nueva tecnología energética. Sobre todo el transporte pesado de larga distancia, transporte marítimo, transporte ferroviario o aviación, a los que la electricidad todavía le cuesta llegar. En este caso se utilizarían pilas de combustible de hidrógeno.