La fiscalidad digital es la principal cuestión pendiente a nivel global. Así lo señaló ayer la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, para quien es necesario resolver esa tasa de impuestos a las grandes tecnológicas, especialmente ante la actual situación de necesidad de los países de corregir a medio y largo plazo sus desequilibrios por el aumento del déficit y la deuda durante la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus.

"Cuando tienes más déficit y deuda tienes que pensar en cómo vas a financiarlo, los países a medio y largo plazo tendrán que retornar a la estabilidad fiscal, lo que podría requerir algún ajuste en la recaudación de impuestos", advirtió la economista búlgara en una mesa redonda virtual junto al primer ministro austriaco, Sebastian Kurz.

En este sentido, Georgieva insistió en que a nivel global la cuestión más relevante en materia fiscal es abordar la fiscalidad digital. "No podemos escondernos de esta cuestión. Tiene que resolverse", aseguró.

No sin relación, siete de las diez empresas más valoradas del mundo son tecnológicas. Sin embargo, la mayoría de estas aprovecha que no tienen fronteras para elegir tributar en países, como Irlanda o los Países Bajos, cuya regulación es mucho más laxa.

Una situación de desigualdad que afecta a otros países como España. En 2018, por ejemplo, Netflix generó 16.000 millones de dólares de beneficios, duplicando los del año anterior. Sin embargo, en España la compañía solo pagó 3.146 euros de Impuesto de Sociedades. Lo mismo que una persona que gana 24.000 euros al año. Justo ayer, Dinamarca anunció que estudiará la "posición fiscal" de Google de los últimos años.

A nivel nacional, Georgieva reclamó la necesidad de garantizar que la transformación de la economía también beneficie a los que pueden quedarse atrás, creando oportunidades para la gente. "Es particularmente urgente apostar por la educación y la innovación en Europa", añadió.

Además, la directora del FMI insistió en que no deben retirarse prematuramente los apoyos a las empresas, especialmente a las pymes, aunque advirtió de que los gobiernos "deberán redirigirlos más cuidadosamente que en la primera ronda, pero no interrumpirlos", ya que una retirada brusca de las ayudas podría desencadenar una oleada de quiebras, dañando la confianza de empresas y consumidores.

"Inviertan sabiamente los estímulos para proteger la economía del mañana, no la economía de ayer", recomendó.

Por otro lado, reconoció la importancia del papel desempeñado por las redes de protección social, pero destacó también la necesidad de combinar estas con incentivos para emprender.