Las siete habitaciones se llaman borda, quilla, aleta, cuadernas, orza, portillo y espolón (esta habilitada para minusválidos). Son las partes de un barco hotel que inició su particular travesía el pasado junio, en plena desescalada. Alesandra Rodeiro, de 28 años, titulada en Marketing, es la capitana de Mar do Ézaro.

¿Qué es Mar do Ézaro?

Para mí es mucho más un hotel. El establecimiento está emplazado en una casa que construyó mi bisabuelo. Aquí nacieron mi abuelo, mi madre y yo. Es algo más especial que si edificas un hotel desde cero. El objetivo es que la gente se sienta como en casa pero con las comodidades de un hotel, con ese carácter familiar basado en el cariño y la confianza. Ése es uno de los objetivos y creo que por ahora lo estoy consiguiendo.

¿Cuándo arrancó el proyecto?

Hace tres años, el tiempo que he tardado en que me dieran los permisos necesarios. La ubicación del hotel hizo que también tuviera que lidiar con Patrimonio y Costas? tuvimos que luchar con las administraciones y eso lleva muchísimo tiempo. Costas, por ejemplo, tardó nueves meses en responder a nuestra solicitud, que es una barbaridad. El emprendimiento, desde luego, no lo ponen fácil.

¿Llegó a desesperarse con la burocracia?

Es duro, cuando crees que das un pasito hacia adelante, te dicen lo contrario y parece que retrocedes tres. Y piensas: "Es que no arrancamos, no hay manera".

Y para rematarla el coronavirus?

Después de tres años de espera, con una hipoteca, gastos... vas a abrir y llega esto. Tenía previsto estrenar el hotel en Semana Santa pero apareció el Covid y no pudo ser. Entonces lo pospuse para junio. Fue un momento complicado, cualquiera diría que nos habían echado un mal de ojo, pero nada más lejos de la realidad porque todo ha ido muy bien.

¿Cómo fue la apertura?

Abres con mucho miedo, en plena pandemia, y tampoco tienes referencias porque esta crisis sanitaria no tiene precedentes cercanos. Tras las entrevistas que me hicieron en el periódico y en la televisión, empecé a tener reservas por teléfono. Los clientes reservaban sin ver absolutamente nada porque aún no tenía lista la página web y eso me pareció maravilloso: fue como si se fiaran de mis palabras en el diario y ante la cámara. En cuanto lanzamos la web y entramos en Booking se dispararon las reservas. En julio y agosto estuvimos casi completos y septiembre también tiene muy buena pinta. Salió todo bien a pesar de que no pudimos hacer una inauguración como nos hubiera gustado, con toda esa gente que te apoyó desde el principio del camino. Durante el trayecto también conocí gente de otros hoteles que nos ayudaron muchísimo. El emplazamiento ya es un privilegio. Estamos en el hotel más cercano a la cascada y todas las habitaciones tienen vistas al mar.

¿Cómo nació Mar do Ézaro?

Cuando vivía en A Coruña con mi pareja, Miguel, me quedé embarazada. Como él se dedicaba a la hostelería, apenas tenía tiempo, así que ideamos un proyecto que nos permitiese compartir la crianza de la niña.

¿Qué diría a otras emprendedoras?

El que no arriesga, no gana. Si peleas y no te vienes abajo, al final lo consigues.