En vez de amedrentarse por el coronavirus y dejarse influir por los indicadores pesimistas que envuelven la economía, ellas decidieron poner en marcha su negocio. Su ejemplo es una buena noticia entre los rebrotes, el desplome del Producto Interior Bruto (PIB) y la subida del paro. Se llaman Raquel, Beatriz y Alesandra y se lanzaron al emprendimiento durante la pandemia a través del Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM) desarrollado por la Cámara de Comercio de A Coruña. O mejor dicho: no permitieron que la crisis sanitaria se llevara por delante un proyecto de autoempleo forjado tiempo atrás.

Alesandra Rodeiro, de 28 años, abrió en junio su hotel de siete habitaciones frente al Mar do Ézaro, tal como indica el nombre del establecimiento, pero llevaba más de tres años lidiando con la burocracia. Más o menos el tiempo que Raquel Lago, de 34 años, y su pareja Ariana le dieron vueltas en la cabeza a su productora audiovisual especializada en moda, la única que existe en Galicia y una de las pocas radicadas en España. El caso de Beatriz Rocha rompe todos los esquemas establecidos en este país: cambió Cataluña por Galicia, donde encontró las condiciones idóneas para el emprendimiento, y también cambió un empleo fijo en una empresa para convertirse en autónoma. Todo ello a los 48 años.

El programa PAEM no hace milagros, pero ayuda a forjar una red de promoción y apoyo al emprendimiento de las mujeres.

Esta iniciativa, que se lleva a cabo en diferentes Cámaras de Comercio españolas, funciona en la de A Coruña desde 2010 de la mano de Romyna Fraga. En el último año, entre 2019 y los meses transcurridos en 2020, impulsó cerca de un centenar de empresas gracias a la participación de más de 300 mujeres. El perfil de las usuarias es el siguiente: son mujeres con inquietud emprendedora, tienen una idea y un proyecto de negocio en mente o bien precisan un plan que modernice o amplíe la actividad que ejercen.

Otra característica es que buscan establecer sinergias con otras empresarias. Este último aspecto no es un detalle menor, ya que permite a las emprendedoras trabajar en red y con red. "Si una emprendedora tiene un problema, surge otra que responde: 'No te preocupes, sé quién te puede ayudar", explica Romyna Fraga.

Estas emprendedoras vocacionales en tiempo de coronavirus no solo van a contracorriente en una sociedad marcada por el miedo: también rompen la estadística. Galicia cuenta en estos momentos, según el balance de agosto, con 208.584 trabajadores por cuenta propia, de los cuales 85.709 son mujeres. Esto quiere decir que las gallegas solo representan el 41% del emprendimiento en la comunidad. Por su parte, la provincia de A Coruña cuenta con 84.575 autoempleados, de los cuales 35.294 son mujeres. Las coruñesas constituyen el 42% de los autónomos de la provincia, apenas un punto más que el dato gallego.

Pero las mujeres no solo tienen un menor peso en el conjunto de esta estadística autonómica y provincial, también lideran la caída del autoempleo desde el inicio del año en ambos territorios. La comunidad gallega perdió 703 autónomos entre diciembre y el pasado mes de agosto, la gran mayoría mujeres: 596. A Coruña concentra el 83% de la caída del autoempleo gallego al perder 581 trabajadores por cuenta propia en los últimos ocho meses. De estos, la mayoría también son mujeres: 385.

Solo entre julio y agosto sale un saldo positivo en A Coruña, un periodo en el que la provincia ganó 134 autónomos, 29 de ellos mujeres como Beatriz, Raquel o Alesandra.

El asesoramiento, la formación y la orientación a las mujeres emprendedoras y empresarias constituyen, por tanto, las principales acciones llevadas a cabo por PAEM junto a las actividades de networking y de fomento y sensibilización del emprendimiento femenino. Para ello, cuenta con el apoyo financiero del Fondo Social Europeo, el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades y las propias Cámaras de Comercio.