Romyna Fraga es la matrona de los partos empresariales surgidos al amparo de la Cámara de Comercio de A Coruña. Como responsable de empleo y emprendimiento de la entidad cameral, dirige el programa PAEM de apoyo a la actividad empresarial de las mujeres.

¿Cómo es posible lanzarse a emprender en tiempo de virus?

El panorama da miedo y hay incertidumbre, pero también mucha gente que pelea. Así que durante el confinamiento y tras el confinamiento, continuamos el programa PAEM a través de los distintos formatos que permiten las tecnologías, sobre todo la videoconferencia. También atendí un montón de consultas, ya no solo tratamos nuevos proyectos: muchas empresarias buscaban reconvertir su idea original o su negocio en marcha a raíz de la alarma generada por la crisis sanitaria después de febrero. En cualquier caso, el Covid no frenó a las mujeres que pensaban emprender: siguieron adelante y ahora comienzan a ver los resultados.

En este momento en que el pesimismo lo invade casi todo, especialmente en el ámbito de la economía, ¿cómo explica esa decisión de hacerse emprendedoras?

Emprender es una cosa muy seria y me temo que aparecerán casos de emprendimiento por necesidad o desesperación a raíz de los cierres y despidos provocados por la pandemia. Ojalá me equivoque, ya que eso no es lo ideal. Las protagonistas de este reportaje son emprendedoras por vocación. Es el caso de otra integrante del programa que ahora me viene a la cabeza: pretende lanzar un centro de entrenamiento porque el coronavirus la hizo reflexionar y ahora quiere dar un nuevo sentido a su vida.

La primera conclusión, entonces, es que el Covid ha provocado un ejercicio de reflexión.

Desde luego, sobre todo durante el confinamiento. De ahí que me haya encontrado con mujeres en las que aflora su auténtica vocación. Ellas se han dicho: "Voy a dejar de hacer cosas que no me interesan, que no me realizan, y voy a centrarme en lo que realmente me va a hacer crecer como persona; así que voy a lanzar mi proyecto porque es el momento". Claro que vivimos un tiempo incierto pero el Covid ha hecho un clic en la cabeza en muchas mujeres que se han armado de valentía para emprender.

Dice que emprender es vocacional.

Sí, lo ideal es pelear para que tu proyecto salga a la luz porque tienes la habilidad y la competencia para ello.

Y el Covid ha recordado a esas emprendedoras vocacionales que la vida es corta y que y si no desempolvas tus sueños puedes quedarte en nada.

Sí, lo ha captado a la perfección, lo ha expresado de forma poética pero tal cual. De alguna manera ha despertado casos que estaban dormidos y que han salido a la luz tras este período forzoso de reflexión. Así es la experiencia que he vivido durante estos meses.

¿Cómo la calificaría en dos o tres palabras?

Incierta, cambiante, reflexiva... desde luego la pandemia también ha revolucionado muchas mentes. La crisis sanitaria ha removido los sentimientos, para bien y para mal.

¿Cómo describiría los proyectos surgidos al amparo del programa PAEM?

En estas páginas tenemos una buena muestra, desde una productora audiovisual especializada exclusivamente en moda a la confección artesana de accesorios y moda de mujer, o la apertura de un hotel en un enclave único como el Ézaro. En este último caso apoyamos a Alesandra y a su pareja, Miguel, con formación, que es otro apartado sumamente importante a la hora de emprender.