El Ejecutivo tratará de que el potencial proceso de reestructuración necesario en el grupo resultante de la fusión entre CaixaBank y Bankia tenga el menor impacto posible sobre los puestos de trabajo. Así lo indicó ayer la portavoz María Jesús Montero. "Es obvio que el Gobierno siempre va a luchar por la defensa de los puestos de trabajo y va a intentar que aquellas empresas que tengan que hacer una reconversión lo hagan con el menor coste", afirmó.