Desde que Hijos de Rivera recuperó el cultivo de lúpulo hace dieciséis años en Betanzos y Abegondo, ya es tradición evaluar la cosecha de cada año. Como el vino, salvo que esta planta trepadora ahuyenta las velutinas "que acaban con el Branco Lexítimo", la variedad de uva autóctona de la comarca betanceira. Lo dice Belén Matilla, interventora de Lúpulo Tecnología de Galicia (Lutega), la cooperativa que gestiona este cultivo para la propietaria de Estrella Galicia. Tampoco el jabalí se atreve con este ingrediente cervecero, dado que le resulta tan ácido como a las avispas, por lo que Matilla resalta su carácter protector frente a estos dos enemigos del agro gallego. Y apunta a la Xunta para que promueva "investigaciones" en este sentido, al igual que se estudian las aplicaciones del lúpulo en la dermocosmética.

Después de varias semanas "de intenso trabajo" en la recolección de la flor de esta planta trepadora, Hijos de Rivera comunicó ayer el cierre de la campaña. Según Lutega, la cosecha "ronda las tres toneladas" de flor seca de las variedades Nugget, Magnum, Perle, Sladek, Merkur, Cascade y Admiral. El resultado es "muy bueno en calidad, no tanto en cantidad", asegura Matilla, que achaca "un descenso generalizado de la producción en toda Europa debido a los efectos de un cambio climático que se ha agudizado en los últimos cinco años". Las condiciones meteorológicas de este año "no favorecieron el desarrollo de las plantas en todo su potencial", corrobora Hijos de Rivera.

"Cuando tenía que llover, no llovió; y cuando tenía que hacer frío, cayeron unas heladas tremendas", señala la portavoz de Lutega antes de argumentar cómo deben adaptar este cultivo a los efectos de la climatología. Un ejemplo: "Las podas deben ser cada vez más suaves para no desproteger la planta".

La calidad, sin embargo, roza la excelencia. "Ésta se mide en alfa-ácidos y los del lúpulo gallego son muy elevados", comenta Matilla.

Un gramo de este producto equivale a un litro de cerveza, como la que degustan los consumidores de la esperada Estrella de Navidad, la edición especial que cada temporada comercializa Hijos de Rivera. El lúpulo, uno de los principales ingredientes de la cerveza por su aporte de amargor y aromas, responde a una tradición en la comarca de Betanzos. De hecho, Belén Matilla es hija del ingeniero agrícola que introdujo este cultivo en Galicia en los años 50: solo una década después llegaron a producirse 240 toneladas y años después desapareció. "Es muy difícil recuperar aquellos niveles porque entonces Galicia era una sociedad fundamentalmente agraria; además, el lúpulo es un cultivo caro, industrial, solo las estructuras metálicas en la finca cuestan más de 40.000 euros", precisa.

La recuperación del lúpulo se inició en 2004, como homenaje de Estrella Galicia al fundador y pionero de este cultivo en España, José María Rivera Corral. La primera cosecha, de carácter conmemorativo, data de 2006, año del centenario de la compañía cervecera coruñesa.

Desde entonces, la iniciativa ha crecido progresivamente hasta consolidarse con la constitución de Cosecha de Galicia SLU, desde donde Hijos de Rivera Inversiones Corporativas "destina recursos, medios y esfuerzos, no solo para vertebrar la recuperación del cultivo del lúpulo, sino también el impulso e investigación de las capacidades del cultivo autóctono de otras materias primas empleadas en la elaboración de la cerveza y otras bebidas producidas por el grupo empresarial en Galicia, como la sidra y el vino".

Cosecha de Galicia lidera este proyecto de recuperación del cultivo del lúpulo en la comunidad, en colaboración con el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM), a través del impulso a iniciativas privadas agrupadas mayoritariamente en la cooperativa Lutega.

Según Hijos de Rivera, la campaña 2020 ha concluido con la plantación de 4 nuevas fincas, que en total ya suman 13,6 hectáreas dedicadas a este cultivo en la comarca de As Mariñas. "Aplicando un firme compromiso con la sostenibilidad, la regeneración medioambiental y la eficiencia productiva en el medio rural, todas las nuevas instalaciones cuentan con un sistema de suministro eléctrico a través de paneles solares para el bombeo del agua de los pozos de riego", sostiene la compañía gallega.

Para las nuevas fincas, se adquirieron además esquejes de las variedades Nugget y Cascade de origen inglés, "que por la similitud climática con Galicia se espera den buenos resultados en las futuras plantas".

Fruto de la investigación llevada a cabo en los últimos años sobre esta planta por parte del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM), en colaboración con Cosecha de Galicia y la cooperativa Lutega, por primera vez se ha cosechado lúpulo de la variedad Norther Brewer y Perle anglosajona.

Esta campaña no ha sido afectada por ataque de oidio, por lo que el estudio del Laboratorio Agrario y Fitopatológico de Galicia (LAFIGA) para el control de este hongo, ha quedado pospuesto para la siguiente temporada.

Asimismo, se ensayaron nuevas formas de aplicación de tratamientos a través de dron, "lo cual requiere de productos específicos que precisan muy bajas dosis y que pueden dar importantes avances en estos cultivos".

La cooperativa Lutega, en este caso en colaboración con la Escuela de Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria de la USC, "empleó un sistema de aplicación de fertilizantes a través del sistema de riego (fertirrigación), y ha puesto en marcha una unidad de pelado de plantas en su finca de Presedo".