El Camino de Santiago, como el del emprendimiento, tiene curvas, altos y bajos, momentos en los que te desorientas y encuentros. Es lo que reflexiona Luis García, director de la Fundación Ronsel, mientras le serpentean los pensamientos en la cabeza durante la etapa entre A Coruña y Sergude. Junto a García y el coordinador, Rafael Vázquez, caminan ocho parejas formadas por un autónomo y un mentor de la entidad. Durante la marcha, el autoempleado expone sus inquietudes y el acompañante ejerce de guía, instructor o consejero. "Normalmente el autónomo suele sentirse solo, por eso es importante que lo acompañe un profesional que lo comprenda, que hable su mismo lenguaje, y más en este momento tan duro marcado por la pandemia de Covid-19", explica García.

Este programa de mentoría formado por maestro y discípulo bien podría adoptar la legendaria canción que corean los hinchas del Liverpool, Nunca caminarás solo ( You'll Never Walk Alone), aunque responde al descriptivo nombre de Galicia camiño emprendedor. Nació en 2017 con el apoyo de la Xunta para ayudar a los autónomos gallegos "a reducir los riesgos en su actividad profesional, contribuir a la consolidación de sus empresas y mejorar la gestión de su actividad económica". Pero este año, en el que participan 250 autoempleados (el 54% de ellos mujeres), se presenta "más necesario que nunca" por la irrupción del coronavirus en la vida y los negocios de los trabajadores por cuenta propia. El recorrido del pasado miércoles por el Camino Inglés así lo acredita porque "lo hacemos con geles y mascarillas", apostilla Vázquez antes de explicar que la presente edición ha suprimido las pernoctaciones. Las comidas se mantienen, ésas son sagradas, y al grupo le queda poco para arribar a Casa Celia con la idea de reponer fuerzas y "contribuir al apoyo de la economía local". "Trabajamos caminando, las escuelas americanas son pioneras en mentoring y está demostrado que los resultados mejoran fuera de la oficina", dice el coordinador de Ronsel. De ahí que la Fundación incorporase la peregrinación por etapas a su plan de mentoría.

Por la ruta caminan peregrinos que encarnan actividades empresariales de todo tipo: desde iniciativas vinculadas a la psicología, la cestería artesana, los aceites medicinales, la hostelería o la comercialización de ambientadores para coches a la orientación escolar online. Rafael Granados conoce bien al emprendedor porque es presidente de ATA Galicia, la asociación mayoritaria de trabajadores por cuenta propia, y también ejerce como mentor para la Fundación Ronsel. Camina junto a la responsable de una cooperativa de coworking. "Vivimos en una situación límite por culpa del impacto del Covid-19, pero a veces los límites también se los pone uno mismo", señala Granados. "La pandemia nos empujó al borde del precipicio, así que o decidimos luchar por no caernos o nos caeremos", comenta. A su juicio, una "situación de riesgo" como la actual "puede sacar lo mejor o lo peor de nosotros". Lo peor es "quedarse paralizado" y en esa actitud engloba a los que "se aferran a su negocio sabiendo que da pérdidas". "Hay que saber cerrar y eso no es sinónimo de tirar la toalla: a veces hay que parar y aprender de la experiencia para volver a intentarlo. Esto es, para dar lo mejor de nosotros mismos en una batalla que podamos ganar", explica.

Capacidad de adaptación

La solución para otros negocios radica en "saber adaptarse a las circunstancias", prosigue el presidente de ATA Galicia. Es el caso de "un restaurante que no se había planteado preparar comida a domicilio y ahora la hace". Este ejemplo ligado a la hostelería no es baladí porque se trata de uno de los sectores más golpeados por la pandemia. "En momentos tan difíciles como éste también surgen oportunidades", relata Granados, que liga la capacidad de adaptación a la innovación y la creatividad. Aquí engloba a los autoempleados que requieren pautas "para modificar su estrategia empresarial". El presidente de ATA Galicia, que recibe consultas cada día en la asociación de autónomos, está acostumbrado a escuchar las quejas de los afiliados que deben lidiar con la burocracia, la necesidad de liquidez o la merma de ingresos y clientes, "tres problemas que les acucian en este momento".

Es el caso de la autónoma Virginia Romera, de 47 años, que camina hacia el Hospital de Bruma con el mentor Daniel Dafonte. Romera trabaja como creadora de contenidos en el ámbito de digital desde el 14 de febrero, día de los enamorados, de 2018. Su lema está en consonancia con el nacimiento de su empresa: "Enamora, vende y vuela alto en tu negocio gracias al poder de las palabras". La marcha de su negocio la impulsaban las buenas palabras hasta que irrumpió el lenguaje devastador del coronavirus y los clientes, sobre todo los vinculados a la hostelería, comenzaron a prescindir de sus servicios. "En abril tuve miedo, tengo que pagar una hipoteca", reconoce. Entonces se sumó al programa de mentoría de Ronsel y le ayudaron a recuperar la confianza en su proyecto. "Ahora tengo lista de espera", comenta tras reconocer que la "energía de grupo" generada en la etapa le hizo sobreponerse a la exigencia física de la misma. "La experiencia ha sido genial, quiero repetir", relata.

En medio de un escenario tan novedoso como la actual pandemia, en el que la sociedad global no cuenta con precedentes cercanos para orientarse, la búsqueda de guías se convierte en una necesidad. Nadie sabe a ciencia cierta adónde nos encaminamos y el virus ataca la salud de la ciudadanía con el consiguiente efecto sobre la economía. Y es aquí donde el director de la Fundación Ronsel despeja el camino. "Vivimos un momento tremendamente emocional, un territorio que debemos aprender a gestionar mejor, y mi recomendación es que la razón debe pesar mucho más", sostiene. A partir de aquí plantea la búsqueda de soluciones a las tres grandes inquietudes que desazonan a los autónomos. La primera tiene que ver con la "planificación económico-financiera ante el nuevo escenario" marcado por la pandemia. "Todo el mundo tenía una dinámica y el coronavirus la truncó radicalmente, caso del cese temporal de los negocios o los ERTE que redundan en la necesidad urgente de recortar gastos", comenta. La segunda tiene que ver con la toma de decisiones y ésta "no puede ser precipitada, debe ser lo más serena posible".

Patada digital

La tercera es que el Covid-19 "nos ha dado una patada online, es decir, nos ha obligado a situarnos en la realidad virtual para reactivarnos y eso requiere de un acompañamiento para acometer la transformación digital". Es el caso de Lorena Romero, formada en la Escuela Pablo Picasso y que el año pasado puso en marcha su proyecto de diseño de interiores y home staging, una herramienta de marketing inmobiliario con la que se consigue mejorar la imagen de las viviendas, lo que facilita su venta o alquiler. "Mi mentora es una especialista en marketing digital porque mi idea es incorporar una asesoría online de diseño a mi negocio", señala. "Llevo un año en marcha y quiero conseguir más clientes", añade.

Las flechas amarillas señalan la ruta y también "ayudan a fijar los objetivos" de los autónomos. Lo dice la mentora María Trincado, que destaca el "simbolismo" del Camino. "Programas de mentoring hay muchos, pero éste te atrapa", confiesa. "Los participantes se abren muchísimo más y cuentan su historia desde cero", añade. La mentora, que acompañó a María Barral por su proyecto de viveros, asegura que su labor "no es dirigir la decisión, sino acompañar en el proceso de búsqueda". La propia Barral es autónoma y puso en marcha su proyecto, basado en el mentoring, después de una consumar una etapa laboral en el ámbito de la banca.

La Fundación Ronsel trabaja desde hace 20 años en la comunidad gallega "por la defensa del empleo como plataforma de integración social con el objetivo de conseguir una sociedad más igualitaria". A las etapas entre A Coruña y Segude y Sergude-Hospital de Bruma realizadas esta semana, le seguirán el próximo 30 de septiembre la de Ferrol-Neda y en octubre las de Pontedeume-Betanzos, Pontevedra-Caldas de Reis, Allariz-Ourense, Morquintián-Fisterra y Padrón-Santiago.