"Es una pena, pero no queda otra. Como no se consiguió ningún inversor que pudiera recuperar la actividad, ahora la empresa se venderá por piezas", expone Olga Rodríguez, representante de la plantilla de Isidro 1952 (antigua Isidro de la Cal), que ascendía a 214 trabajadores cuando esta histórica compañía pesquera coruñesa entró en concurso de acreedores el pasado enero. El proceso para buscar un inversor que reflotase la empresa, hundida por una deuda de 72,5 millones de euros (de ellos, 23 millones de dinero público) , fracasó. Ya sin expectativas de mantener empleo alguno ni recuperar la actividad, el Juzgado Mercantil número 1 de A Coruña ha aprobado el plan de liquidación remitido por el administrador concursal, Ramón Juega, para obtener algo de liquidez con la que satisfacer en parte a los acreedores.

Los activos de Isidro 1952 se desguazan por lotes. El bien de mayor valor es la nave de la compañía en el polígono de Espíritu Santo, en Cambre. El juzgado divide esta propiedad en dos unidades productivas. Por un lado, la que la firma dedicaba a conservar productos congelados y a actividades de frío, que está tasada en 5,4 millones de euros. Por otro, la zona donde se elaboraba el sushi, de la que llegaron a salir hasta 30.000 bandejas diarias para surtir a la cadena de supermercados Lidl, cuya rescisión de contrato dio la puntilla a la compañía coruñesa el año pasado. Esta instalación tiene un valor de 8,5 millones según la estimación de la administración concursal.

Sin embargo, el precio de salida de la planta de Isidro 1952 es muy inferior a su tasación. El juzgado admitirá ofertas a partir de 700.000 euros. El plan de liquidación de Isidro 1952 fue aprobado el pasado 18 de septiembre y marca un plazo de tres meses para recibir ofertas directas por los activos, adelantó ayer Economía Digital.

Los bienes de la pesquera están valorados en un total de 19,3 millones de euros. Además de la propiedad inmobiliaria, Isidro 1952 deja maquinaria y mobiliario que podrán ser adquiridos por otras empresas. En cambio, la administración concursal considera que el valor de la marcas de la compañía es nulo; tanto la principal, Isidro 1952, como otras secundarias tal como Sushi Lunch.

Entre los principales acreedores están la Xunta y el Banco Santander, que heredó las hipotecas que la pesquera firmó en su día con Banco Pastor. Los trabajadores, en cambio, lograron cobrar las nóminas atrasadas y las indemnizaciones de despido, en parte gracias a la acción del administración concursal y en parte a través del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). "Las personas con más antigüedad perdieron mucho dinero porque el Fogasa solo cubre hasta un tope, pero finalmente conseguimos cobrar lo que nos debían", afirma la que fue presidenta del comité de una empresa que ya ha pasado a la historia de la ciudad.

Isidro de la Cal, nacida en 1952, desaparece tras 68 años de actividad. Hubo un tiempo en tenía barcos propios y su flota de camiones surcaba la ciudad para transportar con premura el pescado del puerto de A Coruña. Los años boyantes dieron paso a etapas más difíciles en la compañía, que probó suerte con el sushi y la cría de pescados como el besugo. Esa apuesta, con Pablo García-Gascó al frente desde 2013, no sirvió para remontar la maltrecha situación financiera que la actual dirección achaca a la herencia recibida. Con el proyecto hundido, Isidro 1952 escribe en 2020 su final.