Después de toda una vida trabajando en el comercio, Paula Comendeiro decidió este año dar un giro a su carrera laboral. El confinamiento de la pasada primavera le sirvió a esta coruñesa de 43 años para darse cuenta de dos cosas: su pasión por entrenar y el valor de tener tiempo para compartir con sus hijos. De ahí surgió el impulso de montar su propio negocio, en este caso con la franquicia como fórmula. El resultado es BZ55 (Blue Zone 55) Cuatro Caminos, un espacio dedicado al fitness y al entrenamiento personal. ¿Un gimnasio? "No es un gimnasio al uso, es una boutique", explica su dueña, quien valora que "este modelo de negocio no se ve muy afectado por las restricciones", por lo que "resiste bien la pandemia".

La seguridad es la primera clave. Para la salud de sus usuarios y para el éxito del negocio. Ventilación, material de uso individual, clases grupales restringidas a un máximo de cuatro personas, higiene constante y mamparas transparentes que separan los espacios. La mascarilla también se impone mientras la situación obligue. "Lo último que quiere la gente es dejar de hacer ejercicio", asegura Comendeiro según su propia experiencia y la de otras personas habituadas al deporte. Pero incluso entre quienes no tenían esta rutina, la empresaria ve ahora una oportunidad. "Durante la cuarentena muchas personas se engancharon al ejercicio en sus casas, también hubo gente que subió de peso y otra que notó que dolía la espalda. La gente necesita hacer deporte", concluye. Así, haciendo de la necesidad virtud, esta emprendedora quiere dar respuesta a esa demanda en su centro, con la baza no solo de la seguridad sino también de un modelo de entrenamiento del que está convencida por propia experiencia.

"Yo llevo desde los 18 años en el mundo del fitness como usuaria y antes de montar el gimnasio llevaba un año y medio entrenando con este método y sé que da resultado. Venía de levantar pesas y aquí encontré un método distinto y efectivo. Tengo un cuerpo que no tenía a los 20. Sé que funciona porque a mí me ha funcionado", relata Paula Comendeiro. De hecho, explica que fueron los propios profesionales del gimnasio al que acudía en el Orzán quienes la animaron al montar el suyo propio en Cuatro Caminos siguiendo el mismo modelo. La idea se fue gestando desde la primavera y el local abrió sus puertas -y también sus ventanas para asegurar la ventilación de rigor- el 1 de octubre en la calle Concepción Arenal.

El negocio de Comendeiro abre en pleno otoño del Covid, pero ella muestra su confianza en el futuro: "Estoy muy motivada y convencida de que va a salir bien", asegura. No oculta sus temores iniciales, que la llevaron a retrasar el momento de contarle la decisión a la familia por miedo a que les pareciese "una locura". "Pero todo lo contrario. Todo el mundo me dijo que ya era hora de que diese el paso", relata la nueva empresaria, satisfecha e ilusionada con la nueva etapa. "Yo era encargada de una tienda y... ¡qué horarios! No tenía fines de semana, no podía ir a ningún sitio... -recuerda-. En cambio esto es algo mío y es algo que me apasiona", señala esta emprendedora que recurrió a la Cámara de Comercio coruñesa para que la guiaran en su camino empresarial.