Menos de dos semanas después de verse obligados a confesar las negociaciones para fusionarse a causa de una filtración, el BBVA y el Sabadell han anunciado a primera hora de este viernes la ruptura de esas conversaciones inicadas hace meses. El banco de origen vasco ha preferido no dar explicaciones en su comunicado a la Comisión Nacional del Mercao de Valores (CNMV), pero la entidad vallesada sí ha asegurado que la operación no ha salido adelante "al no haber alcanzado las partes un acuerdo sobre la eventual ecuación de canje de las acciones de ambas entidades". El reparto de poder y Garanti, la filial turca del BBVA, han sido los otros elementos de fricción.

El precio se ha convertido en la principal causa de la ruptura. El Sabadell esperaba obtener una prima del 30% sobre el valor de sus acciones previo a que se conocieran los contactos, que es aproximadamante lo que los títulos llegaron a subir tras conocerse las negociaciones, si bien posteriormente descendieron un tanto. Pero la oferta del BBVA no se acercaba ni de lejos a sus pretensiones, según apuntan fuentes conocedoras de la operación. Las acciones de la entidad catalana han abierto este viernes con un desplome del 17,95%, aunque posteriormente el descenso se ha moderado a en torno al 11%, mientras que las del BBVA avanzan más de un 2%, tras abrir con un alza del 0,29%.

Según el Sabadell, la integración iba a articularse mediante un intercambio de acciones y no en metálico. El banco presidido por Josep Oliu entiende que, al precio ofertado por el BBVA, es capaz de generar valor para sus accionistas por sus propios medios y sin necesidad de fusionarse, aseguran las fuentes. Las vías para lograrlo serán profundizar en los recortes para aumentar el ahorro de costes y realizar alguna venta, como la de la filial británica TSB. Para la entidad, tener una participación significativa en el quinto banco europeo hubiera resultado interesante, pero si esta era muy pequeña, como se correspondía con la oferta del grupo de origen vasco, no era aceptable.

El precio ha sido el obstáculo más importante, pero no el único. También ha sido clave el encaje de Oliu en la entidad fusionada. El Sabadell pretendía que fuera vicepresidente no ejecutivo, una opción que no era bien vista por el BBVA, según algunas fuentes: el banco de origen vasco está siendo investigado por el 'caso Villarejo' y una posible imputación de su presidente, Carlos Torres Vila, hubiera convertido a Oliu en el nuevo número uno del grupo integrado. Para el entidad catalana, además, la participación del BBVA en el banco turco Garanti resultaba un problema, puesto que "no ha existido una gran transparencia" sobre la situación de la filial durante las negociaciones.

El BBVA trata de enfriar su posible fusión con el Sabadell

Los bancos estaban ya en proceso de 'due diligence' (análisis de la situación financiera recíproca) y se esperaba que sus consejos aprobasen la operación en diciembre. La operación era bien vista por el Gobierno y el Banco de España, además de estar en línea con el objetivo del Banco Central Europeo (BCE) de que se produzca una mayor concentración bancaria en la zona euro que dé lugar a entidades más rentables y fuertes para afrontar la crisis del coronavirus y avanzar en la Unión Bancaria.

Con todo, el consejero delegado del BBVA, Onur Genç, ya advirtió la semana pasada de que su entidad no se sentía "forzada a hacer nada" ni tenía "prisa" por cerrar un acuerdo, ya que la posible integración competía con otras alternativas que estudia el grupo como realizar una recompra de acciones relevante (lo que beneficia al accionista al aumentar el valor del resto de títulos), invertir en crecimiento por sus propios medios en sus mercados principales, y elevar ligeramente su objetivo de capital. Según algunas fuentes, el ejecutivo turco podría estar apostando internamente porque el grupo aumente su participación en Garanti (actualmente en el 49,85%).

El Sabadell, por su parte, ha publicado una nota en la que afirma que "dispone de palancas y recorrido para aumentar rentabilidad y generar valor de forma orgánica", es decir, continuando solo, sin fusionarse. La entidad ha confirmado que presentará un nuevo plan estratégico en el primer trimestre del año que viene que incluirá la "ampliación del programa de eficiencia y transformación en el mercado retail en España -con impacto neutro en el capital- y analizará con sus asesores alternativas estratégicas de creación de valor respecto a los activos internacionales del Grupo, incluyendo TSB". En otras palabras, aumentará los recortes para ahorrar gastos y estudiará la venta de su filial británica, que tantos problemas le ha dado.

BBVA y Sabadell negociaban repartirse la presidencia y vicepresidencia

La suma de los dos bancos hubiera creado un gigante con 963.108 millones de euros en activos (865.376 millones tras la venta de la unidad estadounidense del BBVA por 9.700 millones de euros), con datos del cierre de septiembre, de los que un 75% corresponderían al banco de origen vasco. En España, el tamaño de su balance ascendería a 596.481 millones (un 67% aportado por el BBVA), lo que le colocaría en el mercado local justo por detrás de la suma de CaixaBank y Bankia (628.630 millones). Los analistas esperaban el cierre de entre 1.200 y 1.500 oficinas (hubiera tenido 9.769, de las que 4.240 en España) para ahorrar unos 3.540 millones.