La Marina Real británica ya tiene preparados a cuatro barcos patrulla que estarán listos, a partir del 1 de enero y en caso de que se produzca un Brexit sin acuerdo, para proteger sus aguas de pesca: tendrán potestad para “detener, inspeccionar y confiscar” todos los barcos pesqueros de la Unión Europea (UE) que operan dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) británica, hasta 200 millas náuticas de la costa. La medida afectaría a 120 embarcaciones gallegas, que suman unos 1.700 tripulantes.

Este despliegue de la Royal Navy lleva preparándose desde hace “mucho tiempo”, y después de que el Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, ordenara duplicar la flota total de patrulleras de cuatro a ocho en el caso de que no fructificaran las negociaciones con Bruselas. Las fuentes consultadas apuntan a que las patrulleras actuarán con la máxima contención. “Nadie va a disparar contra pescadores franceses, ni siquiera disparos de advertencia. Las armas solo se usan cuando hay peligro de muerte”, apuntan. En su lugar, el procedimiento consistiría en una aproximación y un abordaje “pacífico”.

La intención del Gobierno británico es que su Marina Real cuente con “robustas medidas” para preservar los derechos del Reino Unido “como Estado costero independiente”, en el caso de que el país se separe de la UE sin un pacto bilateral que regule su futura relación y, en particular, el acceso a la pesca. Entre estas “medidas” a las que se aluden estarían “numerosas embarcaciones patrulla tanto de organizaciones militares como marítimas” que podrán utilizarse para aportar “presencia física, disuasión e inspecciones” y que se complementarían con “tecnología de vigilancia”. Este anuncio se produce cuando Reino Unido y Unión Europea han acelerado sus planes de contingencia ante la posibilidad de que agoten el período de negociaciones sin llegar a consenso.

Este operativo recuerda a lo ocurrido durante las “guerras del bacalao” de los años 70 entre pesqueros británicos e islandeses, caracterizadas por los constantes encontronazos y embestidas entre barcos de ambos países, y que desembocaron incluso en tiroteos esporádicos.

Negociación atascada

El escenario actual no invita demasiado al optimismo. El primer ministro británico reconocía el viernes que es “muy probable” que Reino Unido no cierre un acuerdo con la UE sobre la relación futura antes del 31 de diciembre, a menos que se produzca una “gran oferta” por parte europea. Ve “muy, muy probable” que no haya pacto. No es lo que quería el Reino Unido, apuntó, pero será “maravilloso” para el país: “Podremos hacer lo que queramos a partir del 1 de enero”.

Lo manifestado por Johnson concuerda con el mensaje que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, trasladó a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión también este viernes. Así, les dijo que cree que las posibilidades de que fracasen las negociaciones son “mayores” que las opciones de salvar el acuerdo de aquí al domingo, que es el plazo que se han dado Bruselas y Londres para tomar una decisión. En todo caso, los equipos negociadores continúan los esfuerzos para lograr un pacto aunque sea de “mínimos”.

Entre Gran Sol y Malvinas hay unos 120 pesqueros gallegos que se verían afectadas por la situación generada por el Brexit.