“Conseguimos salvar el periodo navideño con números bastante buenos dadas las circunstancias y eso nos ayudó a tirar un poco del año para arriba”. Juan Carlos Corrás, presidente de la lonja de A Coruña, valora el “tirón del consumo en el hogar” en las últimas semanas y da por bueno un año “atípico y difícil” en el que el centro de primera venta coruñés facturó un 13% menos que el anterior —en línea con la caída en el conjunto de puertos gallegos—. Para el ejercicio que comienza, la lonja prevé “recuperar poco a poco” el volumen de ventas al calor de la ansiada reactivación de la hostelería y el turismo a medida que remita el riesgo de contagio de coronavirus y a la espera de cuantificar el impacto de las nuevas condiciones para faenar en Gran Sol tras el Brexit.

Las lonjas mantuvieron su actividad durante todo 2020 al ser considerada la pesca actividad esencial, pero la paralización económica general y en concreto el cierre de la hostelería a partir de marzo causaron un profundo impacto en sus ventas. “Tuvimos dificultades con las primeras restricciones, porque al principio no había quien consiguiera mascarillas o equipos de protección y hasta tuvimos que suspender algunas subastas”, recuerda Corrás, quien señala que “en verano parecía que ya se veía la luz” con una “buena” campaña de bonito y “excelente” de bocarte. “Pero en septiembre-octubre volvimos a horas bajas”, lamenta, una tendencia negativa que lograron remontar en diciembre con abundante centolla y camarón.

Según los datos provisionales de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca da, la lonja de A Coruña subastó en 2020 casi 31.000 toneladas de pescado y marisco (un 8% menos que en 2019) por los que facturó algo más de 60 millones de euros (un 13% menos). El valor medio, 1,95 euros por kilo, también fue algo más bajo que el del año anterior, cuando se situaba en 2,05 euros por kilo. El presidente de la lonja apunta a que esta bajada se debe principalmente a que “hubo menos demanda” y además en los últimos meses del año “la flota estuvo parada por los temporales”.

La caída de descargas y facturación de la lonja coruñesa es similar a la que registran los puertos pesqueros de Galicia en su conjunto: subastaron 149.000 toneladas (-5%) y facturaron 407 millones de euros (-12,4%).

E Las subastas navideñas: menos kilos, pero un precio medio más alto que el año pasado. En el periodo que va del 21 diciembre (inicio de la semana de Navidad) al 6 de enero (día de Reyes y fin de las fiestas) se subastaron en A Coruña 547 toneladas de mercancía por 2,54 millones de euros. La cantidad cayó un 29% respecto a las Navidades anteriores y los ingresos, un 20%. Sin embargo, la lonja logró un mejor precio medio de los productos vendidos: 5,30 euros por kilo, frente a los 4,60 de la campaña anterior.

Entre los mariscos más valorados, el santiaguiño alcanzó un precio máximo de 255 euros por kilo en primera venta y el mejor camarón se pagó a 229 euros. La langosta llegó a 90 euros en lonja, la nécora a 84 euros, la centolla a 54 euros y la cigala a 23. “No fue una campaña espectacular pero dentro de lo malo fue bastante buena, dadas las circunstancias”, resume Corrás, que valora el tirón del consumo doméstico que compensó en parte la bajada de la demanda por parte de la hostelería, en unas Navidades sin comidas ni cenas multitudinarias.

De esta manera, la lonja coruñesa cierra con sensación “agridulce” un año que había iniciado con perspectivas de crecimiento y que acabó con descenso de descargas y facturación , una caída que su presidente califica de “asumible” en el contexto de la pandemia de coronavirus y las “pérdidas generalizadas” en el conjunto de sectores económicos. “En 2021 tenemos claro que no vamos a llegar a la normalidad pero esperamos que podamos recuperar la actividad lo máximo posible”, avanza Juan Carlos Corrás, que es también gerente de la asociación coruñesa de armadores Pescagalicia. El sector pesquero rema contra la crisis del COVID y los efectos del Brexit.

Merluza, rape, gallo y cigala, afectadas por el ‘Brexit’

Una veintena de pesqueros coruñeses que faenan en el caladero de Gran Sol, en aguas británicas, están a la espera de conocer las condiciones exactas y las cuotas con las que podrán trabajar de ahora en adelante tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea. El acuerdo postBrexit prevé que en el periodo de transición (hasta mediados de 2026) se reduzcan las posibilidades de pesca hasta un 25% globalmente, pero falta concretar el reparto de cuotas para cada flota. Juan Carlos Corrás, presidente de la lonja de A Coruña y gerente de la agrupación de armadores Pescagalicia, lamenta la “incertidumbre” en la que sume al sector esta situación. “Están los permisos y los barcos ya pueden trabajar, pero esto afectará en alguna medida y aún no sabemos cuánto, esperemos que no mucho”, indica. Por el momento la lonja coruñesa no ha percibido el impacto del Brexit en la escasa semana que va de año. Los armadores de Vigo, en cambio, han señalado que las descargas han caído a la mitad. “Por ahora no lo podemos cuantificar, lo iremos viento y esperemos que no afecte mucho”, explica Corrás. El responsable de la rula coruñesa señala a la merluza, el rape, el gallo y la cigala como las principales especies que llegan a A Coruña del caladero de Gran Sol y que por tanto pueden verse afectadas por el Brexit y la reducción de las cuotas, que llevaría a reducir las capturas y favorecería un eventual aumento de los precios. Por otra parte, los armadores gallegos con barcos de bandera británica se están encontrando con algunos problemas inesperados y mucho papeleo a la espera de conseguir licencias definitivas para faenar. Los armadores insisten en la necesidad de conocer cuanto antes cómo quedarán sus cuotas para el resto del año, ya que ante el riesgo de un no acuerdo el Consejo adoptó la prórroga de los cupos para el primer trimestre del año, lo que está limitando los intercambios de cuotas entre países y disminuyendo las posibilidades de pesca habituales del sector.