Las esperanzas de mantener una parte de la actividad y del empleo que generaba la mayor central térmica de España en As Pontes se desvanecen. Endesa comunicó ayer formalmente que mantendrá el proceso de cierre iniciado en diciembre de 2019 en su central coruñesa al ratificar la “inviabilidad” de introducir biocombustibles en la planta. A esas pruebas con lodos, ahora fracasadas, fiaban su futuro las 700 familias que han vivido de la instalación en los últimos años, así como el propio Concello pontés, al que la planta de carbón proporcionaba la mitad de sus ingresos tributarios. Un estudio de la Universidade da Coruña cifra el impacto global del cierre de As Pontes en 2.000 empleos y 50 millones de euros.

Probablemente ni Endesa creía demasiado en lo que podían dar de sí las pruebas con biocombustibles como alternativa a la quema solo de carbón en su térmica de As Pontes para evitar el cierre anunciado el 27 de septiembre de 2019 por la presión de la Xunta y del concello donde se ubica la planta. La huida hacia adelante fracasa. No es sostenible económicamente y hay “graves impedimentos ambientales”, afirmó ayer el director General Territorial Zona Noroeste de la compañía, Miguel Temboury, poniendo en valor el plan con 1.493 megavatios (MW) de futura eólica en el plan preparado “en previsión de este resultado”.

La mezcla de lodos de depuradora con carbón provoca un incremento del 270% en las cenizas que, además, superan los límites de selenio, sulfatos y carbono orgánico disuelto, inasumibles para un vertedero convencional. También rozan el techo permitido los niveles de mercurio y la corrosión en las calderas obligarían a una inversión constante que dejaría un roto en la caja de 625 millones de euros en 10 millones. La electricidad sería un 30% más cara que en un ciclo de gas, según Endesa, lo que la hace “inviable” porque su producción quedaría fuera del mercado.

En un comunicado, la compañía eléctrica argumenta que las mezclas de dichos productos con carbón “no permiten prolongar la vida de la instalación” y apunta a “un cúmulo de razones, especialmente de carácter medioambiental” para cerrar la central.

“Los ensayos no han resultado satisfactorios tanto desde un punto de vista medioambiental y técnico como económico”, ahora el texto, en el que Endesa cita como “dificultad insalvable el elevado incremento de la generación de cenizas, que crecen entre un 187 y un 276%; una tonelada por cada 3 o 4 de CO2 evitadas”, calcula. A eso se añade que la pérdida de potencia. “El megavatio por hora costaría 65 euros, 15 más que en una central de ciclo combinado de gas natural”, remacha la compañía, para subrayar que con “ese coste queda fuera del mercado, que prevé para 2021 un precio de 47,3 euros”.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, dio ayer en Twitter que ve una “excusa” en la “improvisada” decisión del grupo eléctrico de cerrar. “La Xunta seguirá luchando para que As Pontes tenga un futuro digno”, zanjó.