Tras hacer las Américas, Sergio Furió (Sagunt, València, 1977) quiere ser profeta en su tierra. El CEO y fundador de Creditas, la mayor fintech de Brasil, tiene claro que España y en concreto València tienen el potencial para convertirse en un hub tecnológico e innovador que hacer servir como plataforma para dar continuidad a la meteórica escalada de su compañía en los últimos años. Una especie de cabeza pensante a miles de kilómetros de su principal mercado pero que Furió está decidido a impulsar para consolidar su compañía, creada en 2012 y que ha revolucionado el sector crediticio brasileño.

Furió llegó a Sao Paulo tras cuatro años en la oficina de Boston Consulting en Nueva York con el propósito de dar un cambio radical a su vida y poner en marcha lo que a la postre se ha convertido en un ING amoldado al inmaduro mercado brasileño. Su éxito ha consistido en trasladar el modelo de préstamos español al gigante latinoamericano. Allí los clientes pagaban elevados intereses por créditos personales, ya que no utilizaban su patrimonio como aval para rebajar los intereses.

La covid ha obligado a postergar los planes de desembarco que el CEO tenía en su tierra natal para 2020, pero la hoja de ruta sigue invariable. Su idea es finalizar 2021 con un centenar de trabajadores en su nueva sede de València, a la que Creditas se trasladó a inicios de 2020 y que el coronavirus ha dejado pendiente de estrenar.

Pese a la pandemia, en el ejercicio pasado elevó su plantilla en España de 15 a 40 personas y expandió el negocio también a México. El CEO admite que el coronavirus ha frenado el ritmo de crecimiento durante este año (venía triplicando cifras trimestralmente), pero celebra que, pese a todo, ha logrado mantener a sus casi 2.000 empleados y que ha aprovechado la coyuntura para adaptarse a unos métodos de teletrabajo que se han probado eficientes y que permanecerán en muchos casos.

"Con la llegada de la covid decidimos reducir nuestro ritmo de crecimiento, acortando la inversión en marketing un 90 % entre abril y julio. Así, crecimos entre un 2 % y 3 % mensual, frente al 10 % que era nuestro ritmo previo y nos permitía triplicar nuestro tamaño cada año. Prior izamos mantener la plantilla". En medio de una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes, Furiócuenta que centró su atención en dos ejes, controlar el riesgo del crédito en un contexto de pérdidas de miles de puestos de trabajo y asegurar la liquidez de la compañía a través del mercado de capitales.

La estrategia de la prudencia surtió efecto y, ya en julio, Creditas "volvió a pisar el acelerador, finalizando el año de nuevo con récord". Los objetivos para este 2021 están claros para Furió: "Seguir doblando facturación". Es decir, rozar los 115 millones de euros después de facturar 56 millones en 2020 y 28 millones en 2019. El CEO estima que la empresa puede mantener esta progresión durante los dos próximos años y da por finalizada por el momento las rondas de financiación, con las que ha logrado captar casi 500 millones de euros y duplicar el valor de la compañía, cifrado ahora en unos 1.450 millones de euros. La última ronda la ejecutó en diciembre por valor de 210 millones, logrando captar financiación tanto de sus actuales accionistas como de nuevos socios internacionales como LGT Lightstone o Tarsadia Capital.

Pero, ¿por qué València? Furió no oculta que el componente sentimental juega un papel importante, pero apunta a otros factores que hacen atractiva la ciudad, sobre todo el alto nivel de vida y el bajo coste de la misma comparado con otras plazas españolas o europeas. Además, ha detectado una oportunidad. "Faltan empresas divertidas y modernas", asegura.

Por eso, su aspiración es atraer a ese talento que sale de facultades como la Politècnica de València con ganas de unirse a compañías «globales y digitales» y centrar en sus nuevas oficinas valencianas aquellos servicios no financieros que ofrece Creditas. Como las llamadas consumer solutions, plataformas de e-commerce para América Latina que serán desarrolladas «de punta a punta» por los ingenieros y programadores del centro valenciano.