La primera factura de la luz que tendrán que abonar este año las grandes fábricas gallegas ya incluirá alguna de las exiguas medidas que recogía el estatuto de la industria electrointensiva, y el fiasco va a ser mayúsculo. La advertencia la hace la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía —a la que pertenecen Ferroatlántica, Megasa, Xeal o Alcoa— y que ha actualizado su estudio sobre precios de la electricidad en España, Francia y Alemania incluyendo ya los pequeñísimos recortes que recoge el estatuto que el Gobierno nacional aprobó el 15 de diciembre. Las rebajas son mínimas, como ya había advertido la industria. Y, lo peor de todo, señala esta organización, es que la comparación con lo que ocurre en los países del entorno comienza a ser preocupante. Especialmente con la vecina Francia. La gran industria gala pagará menos de la mitad por la luz que la gallega. La brecha no solo no se ha reducido respecto a antes de la aprobación del estatuto, se ha agrandado.

El precio del megavatio es clave, por ejemplo, para poder arrancar de nuevo la electrólisis en la fábrica de aluminio de A Coruña (Alu Ibérica) y que vuelva a fabricar el metal que ahora solo transforma. Cuando Parter compró la planta a Alcoa (2019) prometió reactivarlas si bajaba de 40 euros. No llegó a suceder antes de vender la instalación a Riesgo.

El elevado precio de la luz en España es también el motivo que aduce Alcoa para querer deshacerse de la planta de San Cibrao, la última del país que produce aluminio primario.

Impacto mínimo en la factura de las ayudas por CO2 y de financiación a renovables. La AEGE ha incorporado en su estudio sobre la factura eléctrica las dos rebajas principales incluidas dentro del estatuto. Por un lado, las ayudas sobre los costes de compensación del CO2 y que suponen un alivio en el recibo de solo seis euros por cada megavatio hora consumido. Es la mitad de la rebaja que tienen las industrias francesas y alemanas. Esta compensación viene incluida dentro de los Presupuestos Generales del Estado y supone el reparto de 170 millones de euros entre todas las grandes empresas españolas a lo largo de este año. “Lo que recibirá cada una dependerá de su tamaño, nosotros hemos optado en el estudio por hacer los cálculos con la cuantía máxima”, aclara el director general de la asociación de grandes consumidores de energía, Fernando Soto. Y por el otro lado, están las llamadas compensaciones para la financiación de las energías renovables, y cuyo recorte a la hora de la verdad en la factura es mínimo. De apenas unos céntimos (0,54) para aquellas que más consumen, pero que, sin embargo, pueden llegar hasta los seis euros de rebaja para los que gastan menos en electricidad. Paradójico. Sumadas todas estas rebajas no alcanzan para meterle mano a la brecha con Francia ni con Alemania, sostiene AEGE. Más bien todo lo contrario, con los primeros las diferencias se han agigantado durante estas últimas semanas.

La brecha: casi 60 euros en España frente a los 35 de Alemania y los 28 de Francia. El barómetro de AEGE señala que la factura de la gran industria —con las nuevas medidas del estatuto ya incorporadas— ascendía a 1 de febrero a 59,78 euros por megavatio hora (MW/h). Es más del doble que lo que pagaron en enero sus competidores asentados en Francia, cuyo recibo ascendía a 28,56 euros. Con quien sí que se ha recortado algo la diferencia es con las compañías germanas, aunque el hueco en la factura continúa siendo importante. Las grandes industrias asentadas en Alemania abonaban a 1 de febrero 35,61 euros por cada MW/h. Son 14 menos que las gallegas. La industria ya había puesto el grito en el cielo tras conocer las medidas del estatuto y alertó de que iban a ser insuficientes para hacer a estas empresas más competitivas frente a la feroz competencia que tiene dentro de Europa. Ante la escasa incidencia del estatuto, las electrointensivas empiezan a echar en falta las subastas de interrumpibilidad y urgen al Gobierno a regular la ayuda por este servicio después de que en enero se produjera un “riesgo serio” de apagón.

A la espera del sistema que sustituya a la interrumpibilidad

El director de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), Fernando Soto, asegura que ahora la industria anda también mosca por el enorme retraso que está sufriendo la puesta en marcha del mecanismo que sustituya al antiguo sistema de interrumpibilidad —suspendido desde junio—, unas subvenciones que cobraban las compañías (en forma de rebajas en su factura de la luz) para aliviar los costes de las que más energía consumían para producir, a cambio de su disponibilidad para desconectarse de la red en momentos de sobrecarga del sistema. “No sabemos nada del tema, la semana pasada le pedimos explicaciones al Gobierno, pero aún estamos esperando la respuesta”, explica, Soto, respecto a un sistema que en los últimos años apenas se aplicó ya por motivos técnicos.

Soto asegura que el asunto ya comienza a urgir porque en enero hubo un problema de sobrecarga en la red. “El problema fue serio”, resalta. Ocurrió, relata, el 8 de enero, durante aquellos días en la que el mal tiempo provocó que las energías renovables no aportaran todo lo que debían al sistema eléctrico y fuera necesario poner a producir a las centrales térmicas, más contaminantes y más caras, lo que hizo subir el recibo. Soto asegura que lo que se hizo en otros países fue activar el mecanismo de interrumpibilidad y desconectar a las grandes compañías de la red —a cambio de una compensación económica suculenta— para evitar un gran problema. “¿Qué hubiera pasado aquí si las líneas de conexión con Francia se hubieran desconectado?”, plantea Soto.

La industria gallega paga por la luz el doble que la francesa pese a las rebajas del estatuto