“Mejorar el crecimiento de la productividad impulsando la digitalización, la innovación y la inversión del capital tangible, así como la creación de empleos de alta calidad, abordando los problemas estructurales del mercado laboral”. Esta es la receta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para remontar la crisis desatada por la pandemia en España.

El think tank de los países ricos señala además las deficiencias de la economía española anteriores al coronavirus y acrecentadas por su llegada: un mercado laboral caracterizado por un elevado desempleo, un capital humano poco cualificado, una fuerte disparidad entre regiones y una gran proporción de trabajadores con contratos irregulares.

En su informe Hacia el crecimiento en 2021: dando forma a una recuperación vibrante, la OCDE recomienda a las autoridades españolas varias reformas estructurales, entre ellas, “un sistema fiscal más eficaz que podría reducir las desigualdades, frenar la contaminación y las emisiones y proporcionar financiación para [poner en marcha] la reforma del mercado laboral, la educación y la innovación”. Eso sí, según el organismo económico, toda subida de impuestos deberá esperar hasta que la recuperación económica esté encarrilada e ir acompañada de mecanismos compensatorios para los hogares más vulnerables.

Para crear este “sistema fiscal más eficaz”, la OCDE propone medidas específicas. Por una parte, el informe recomienda ampliar las bases impositivas mediante la reducción de las exenciones en los impuestos sobre la renta y reducir la utilización de los tipos de IVA.

Por otro, aconseja aumentar a medio plazo los impuestos sobre los combustibles fósiles para gravar las emisiones de CO2, una medida que debería asociarse con un dispositivo de redistribución para evitar que las familias con menos ingresos se vean perjudicadas. La renta per cápita española es un 27% inferior a la de los países más avanzados de la OCDE, la productividad es un 19% más baja y la desigualdad es mayor.