Los autónomos empiezan a echar sus cuentas poco después de conocerse la propuesta del Gobierno para que el sistema de cotización se ajuste a sus ingresos. El documento, que todavía no es definitivo, plantea diferentes cuotas para los trabajadores por cuenta propia en función de su rendimiento del trabajo. Un primer año de implantación, el de 2023, contempla una horquilla de pagos entre 200 y 400 euros, seguido de ajustes progresivos en nueve años de transición hasta llegar a una cuota mínima de 90 euros y una máxima de 1.220 euros. Un sistema con el que más de la mitad de los autónomos gallegos verían reducido su pago mensual.

Sin embargo, la acogida entre los afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) podría decirse que es de “sentimientos encontrados”. Especialmente para aquellos con rendimientos del trabajo más bajos. “Los que están en los tramos de hasta 6.000 euros que paguen todos los meses de autónomos ganarían cero con estas cuotas”, analiza Natalia Portomarín, de nombre ficticio, dueña de una escuela artística. “Esto es para trabajadores puntuales, que se dan de alta una vez al año para facturar una serie de trabajos”. Una idea en la que coincide la traductora, que también ha optado por no dar su verdadero nombre, Sonia Díaz: “Pagar 1.080 euros de cuota por rendimientos de 3.000 euros al año es mucho”.

La sensación es común entre los afiliados al RETA. “Me parece justo establecer franjas en función de los rendimientos anuales. Lo que no veo claro es que la gente que no llega a un mínimo tenga que pagar una cuota igual”, reflexiona David Fernández, copropietario de una clínica dental. “Alguien que no llega a facturar 3.000 euros al año no debería pagar un céntimo. También creo que es un error poner la franja tope por encima de los 48.841 euros anuales. Muchos ganarán mucho más”.

Las disconformidades son múltiples: entre aquellos que verían su cuota reducida con esta reforma y también para los que aumenta. La horquilla de rendimientos resulta desajustada y los pagos asociados no mantienen una correlación proporcional. Además, el esfuerzo de las rentas medias es importante. “El autónomo con rendimientos de 12.000 euros anuales tiene que pagar 245 euros de cuota al mes, el asalariado que gana esta cantidad, paga mucho menos a Hacienda”, reprocha la profesora de yoga Victoria Ambrós. “Veo desmesurados los tramos entre 22.000 y 32.000 euros. El primer año pagan entre 290 y 320 euros y al final su cuota va de 425 a 670 euros”, indica Portomarín.

La cotización por ingresos sería una fórmula “justa” a juicio de Fran Baños, dueño de una imprenta, “siempre y cuando se haga bien. Los tramos parecen disparatados, sobre todo los más bajos”. Otro de los escollos radica en el tiempo de transición, una idea común entre los más veteranos: “No tiene sentido el periodo de adaptación de nueve años. Llevan mucho tiempo hablando de que quieren adaptar la cotización a los rendimientos reales y, cuando ya me jubile, me bajan la cuota”, critica Díaz el largo plazo. Coincide con ella Ambrós que destaca que la implantación debería ser dentro de la propia legislatura. “Vamos a legislar para la gente que vive hoy, no dentro de diez años”, reclama.

Al final, la estructura de autónomos de España está constituida, en un gran porcentaje, de autoempleados. Son mayores de 45 años que quedaron fuera del mercado laboral tras la crisis del 2008 y que han encontrado bajo este paraguas la vía para continuar trabajando, recuerda la profesora de yoga. “Habría que obligar a los políticos a que estén un año de autónomos”, sugiere Ambrós.