"Un puente, no es solo un puente”. Esa frase, pronunciada por Amador Gómez, director de Innovación en Acción Contra el Hambre, sintetiza el poder transformador de las infraestructuras. Un puente es vehículo de oportunidades, de comunicación, de crecimiento económico… En torno a ese papel estratégico de las infraestructuras y los servicios básicos para avanzar en el cumplimiento de la Agenda 2030 de la ONU y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se ha debatido en la II Edición del Foro Innovación para el Desarrollo, organizado por Prensa Ibérica con el impulso de Acciona.

Mesa redonda sobre Innovación para el Desarrollo, organizada por Prensa Ibérica.

Según estudios recientes, el desarrollo de infraestructuras sociales está relacionado con el logro de al menos el 72% de las metas de los ODS. Desde ese punto de partida se inició la mesa redonda en la que participaron José Gabriel Martín Fernández, director gerente de Acciona.org; Amador Gómez, director de Innovación en Acción Contra el Hambre; Miriam Ciscar, jefa del departamento de Cooperación Sectorial de AECID; y José Ignacio González-Aller, director General de Fundación CODESPA, y que dio lugar a un intenso repaso por la situación actual de la cooperación española para el desarrollo, los retos y desafíos que plantea y la necesaria colaboración público-privada entre todos los agentes implicados. “Para cumplir con la Agenda 2030, la innovación, la ciencia y la tecnología tienen consideración de carácter transversal. Las necesitamos para cumplir con los objetivos”, señalaba Miriam Ciscar y matizaba: “Una innovación que se materializa en lo social, en lo económico, en lo ciudadano o en lo público; una innovación siempre con propósito”.

José Gabriel Martín Fernández, director gerente de Acciona.org.

“No podemos relajarnos. Estamos en el momento decisivo para actuar dentro de la Agenda 2030”.

(José Gabriel Martín Fernández)

Palanca de cambio

En esas metas comunes que establecen los ODS, los servicios básicos son un elemento habilitador clave, como subrayó Martín Fernández: “En Fundación Acciona.org nos dedicamos íntegramente a eso. Como fundación corporativa de una empresa de desarrollo de infraestructuras renovables, del ciclo del agua y obra civil, tratamos de trasladarlo al ámbito del desarrollo, con proyectos sociales”. La disponibilidad de agua, el acceso a una energía asequible y limpia, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación son objetivos en sí mismos, pero que tienen, además, un impacto indirecto en otros ODS: porque sólo contando con infraestructuras adecuadas se podrán conseguir unas condiciones de vida que permitan el fin de la pobreza o la reducción de las desigualdades. “Tenemos que pensar en las infraestructuras no por lo que son, sino por lo que hacen: porque protegen, conectan, prestan servicios esenciales, ese es el valor de las infraestructuras”, enfatizaba Amador Gómez.

Amador Gómez, director de Innovación en Acción Contra el Hambre.

“Tenemos que pensar en las infraestructuras por lo que hacen: protegen, conectan, prestan servicios esenciales...”

(Amador Gómez)

El poder de las alianzas

En esta II Edición del Foro Innovación para el Desarrollo, se pusieron sobre la mesa datos como que una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a agua potable y dos de cada cinco no disponen de una instalación básica para lavarse las manos. Es, precisamente, la universalización del acceso a servicios básicos y la creación de sistemas de infraestructuras sólidos lo que contribuirá al desarrollo sostenible. Todas esas carencias son más acuciantes en zonas rurales remotas. Por eso es en esas regiones donde Codespa centra su acción desde hace 35 años. “El desafío de llevar infraestructuras a zonas rurales es especialmente difícil. Ahí está el reto: cómo hacemos entre los actores públicos, los organismos de desarrollo, las empresas y la sociedad civil, cómo somos capaces de llevar esas infraestructuras que realmente cambien la vida de las personas”, reflexionaba José Ignacio González-Aller. Y con ese planteamiento, incidía en uno de los aspectos decisivos que afloraron en el debate. Se habló de escucha activa, de aunar la inteligencia colectiva, de cooperación sinérgica… Para que los proyectos emprendidos sean más eficaces y tengan mayor impacto es necesario lo que Amador Gómez condensó en las 3C: coordinación, complementariedad y coherencia. “El éxito de la agenda dependerá de nuestro trabajo en alianzas”, concluía Miriam Ciscar. 

José Ignacio González-Aller, director general de Fundación CODESPA.

“La cooperación que hacemos entre todos (administraciones, empresas, ong... ) transforma vidas”.

(José Ignacio González-Aller)

Retos de futuro

El aspecto de la sostenibilidad y la conservación de los de los proyectos se reveló como uno de los mayores desafíos. En ese sentido, Amador Gómez señalaba la importancia que tiene, cuando se habla de una ingeniería creada para generar cambio social, implicar a otro actor necesario en ese ecosistema de acción: el usuario. “Desde que se diseña la infraestructura hay que pensar en su futura gobernanza, en quién va a participar localmente para darle sostenibilidad y continuidad.”

En el capítulo de retos y dificultades se mencionaron otros muchos: entender la realidad y las necesidades de cada región; abordar el creciente proceso de urbanización de las poblaciones, con entornos periurbanos marginales con grandes carencias en cuanto a saneamiento y aprovisionamiento de servicios básicos como energía, comunicaciones y movilidad; el Green Deal; la brecha digital; invertir en infraestructuras productivas (cadenas de frío, sistemas de riego, etc…) que permitan a los pequeños agricultores llegar a los mercados, romper la dependencia del calendario estacional y, en definitiva, llevar la prosperidad económica a las zonas en desarrollo. 

Miriam Ciscar, jefa del departamento de Cooperación Sectorial de AECID.

“Si hay una coherencia de políticas, la cooperación puede cambiar el mundo”.

(Miriam Ciscar)

El debate planteaba de fondo la cuestión más importante: ¿Pueden las políticas de desarrollo cambiar el mundo? “La cooperación transforma vidas”, afirmaba González-Aller, basándose en lo visto y vivido en sus viajes por los 11 países donde la fundación que dirige desarrolla su labor. Miriam Ciscar también se mostraba optimista: “Si hay una coherencia de políticas la respuesta es que sí, que la cooperación puede cambiar el mundo. Si no la hay, me gusta la frase de que lo imposible sólo tarda un poco más: tendremos que seguir trabajando”.