Celsa Group, primer grupo privado siderúrgico español y tercer fabricante de productos de acero en Europa, espera con impaciencia los 700 millones de euros del rescate que solicitó a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) hace algo más de seis meses. En este tiempo, su planta gallega —Celsa Atlantic, en A Laracha— se había mantenido al margen de los problemas de endeudamiento de la empresa matriz, con pedidos asegurados hasta este mes de junio. Pero vencido ese plazo, la producción se ha desplomado a la mitad y la plantilla mira al futuro con preocupación. Los trabajadores irán a la huelga cuatro días desde el lunes para exigir un convenio digno y un plan de inversiones que asegure la viabilidad de esta industria.

Celsa emplea a 140 personas en A Laracha dedicadas a la producción de alambrón y hierro. El sindicato CIG, mayoritario en la fábrica, anunció ayer que el personal está llamado a un paro de 24 horas los lunes 28 de junio y 5 de julio —afectando así a todo los turnos de trabajo—, mientras que en la jornada de los sábados 3 y 10 de julio la huelga será de seis de la mañana a diez de la noche. El objetivo de la protesta es “exigir el desbloqueo de la negociación del convenio colectivo y un plan de inversiones que garantice la viabilidad de las instalaciones y permita recuperar las capacidades productivas, pues a día de hoy —subraya la CIG— la planta está al 50% de su capacidad”.

El presidente del comité, Agustín Méndez, lamenta que el convenio de empresa caducó en diciembre de 2019 y que en el último año y medio ha sido “imposible” acercar posturas con la dirección. Según denuncia, la compañía “rechaza cualquier propuesta de manera sistemática” y ni siquiera concede la actualización del IPC.

“Llevamos año y medio negociando y las posturas siguen estando muy lejanas”, afirma el representante de la plantilla. En este sentido, Méndez pone de relieve que la planta de A Laracha es la única de Celsa que no cuenta con un convenio propio: “Somos los trabajadores y las trabajadoras con los salarios más bajos del grupo”.

500.000 toneladas de acero

La plantilla no solo está preocupada por el estancamiento de sus condiciones laborales y salariales, sino por la falta de inversiones y la falta de interés del grupo catalán en Galicia. “Pretenden reducir nuestra actividad”, asegura Méndez, y explica que la planta de la Laracha tiene capacidad para producir un millón de toneladas de acero pero solo está fabricando 500.000. “Por eso una de las reivindicaciones del comité es la puesta en marcha de la parte de las instalaciones que están paradas y un plan de inversiones reales que garanticen la viabilidad de la fábrica”, señala.

El representante sindical afea a la multinacional catalana que deje de lado la producción de su planta coruñesa cuando acaba de invertir 60 millones de euros en una de sus fábricas de Francia: “Para aumentar la producción que nosotros dejamos de hacer”, remacha Méndez.