Los bancos españoles han acordado desde el inicio de la pandemia ajustes de plantilla que afectan a más de 15.000 puestos de trabajo, ya sea mediante salidas incentivadas o prejubilaciones. En un contexto de baja rentabilidad por los tipos de interés negativos, el sector ha protagonizado diversos ajustes de empleo en los últimos años, en ocasiones derivado de fusiones entre entidades, o para ajustar una red sobredimensionada y ganar eficiencia.

La presión sobre los márgenes de las entidades bancarias se vio exacerbada por la irrupción de la pandemia del coronavirus en España en marzo de 2020, que además ha acelerado tendencias como la digitalización, lo que ha llevado a las autoridades supervisoras a insistir en que las entidades deben repensar su modelo de negocio para reducir costes y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo. El sector ha intensificado la reducción de oficinas y su apuesta por los canales digitales, una redistribución de las redes que ha venido habitualmente acompañada de recortes de empleo.