China afronta un parón económico y productivo que amenaza con romper el engranaje mundial del consumo. Los cortes de suministro eléctrico afectan a dos terceras partes de las provincias del gigante asiático, y los apagones de las fábricas se intensifican justo en el momento en el que la demanda de bienes comienza a salir del letargo de la pandemia. La crisis energética de la fábrica del mundo amenaza con bloquear todo tipo de sectores, por escasez de materias primas. Uno de los más dependientes del made in China es el textil. El Clúster Gallego Textil Moda (Cointega) constata que las compañías del sector están sufriendo retrasos de un mes en sus pedidos y fuertes encarecimientos de los costes de producción, que les llevan a pagar el doble por las materias primas —el precio del algodón se duplicó en año y medio— y hasta cinco veces más por el transporte. “Las empresas no se estaban atreviendo a repercutirlo por la crisis pero a partir de ahora sí. Habrá una subida de un 20% de aquí a final de año”, avanza el secretario general de Cointega.

La crisis productiva se extiende a otros países del entorno del gigante asiático. “No es solo China, en Vietnam está todo cerrado”, apostilla Rocha, que apunta que cuanto más pequeña son las empresa textiles más problemas están teniendo para ser atendidas por sus proveedores o para poder trasladar la producción a otros territorios. “Las medianas y pequeñas empresas del sector cada vez tienen más complicada la supervivencia y cuando se trata de negociar con estos proveedores siempre van a estar por detrás de los grandes grupos, que interesan más. Están teniendo muchas más dificultades para encontrar centros de producción alternativos”, añade el representante del clúster textil gallego.

Buena parte de la producción se desvía a Turquía, por su capacidad industrial, su cercanía con Europa y sus precios todavía asequibles pero otros territorios que fueron cuna de la industria textil tienen más problemas de competitividad, como es el caso del vecino Portugal. “Es una cuestión de precio y también de que hay dificultad para encontrar mano de obra”, expone Rocha.

- Los ‘stocks’, en punto crítico. Los cortes eléctricos que gripan la producción industrial china confluyen con otros factores que están dejando a las empresas gallegas de moda al borde del desabastecimiento. Uno de ellos es la política de minimización de stocks que adoptaron las empresas para minimizar sus pérdidas en el embate de la crisis del COVID. “La mayoría de las empresas habían sido muy prudentes a la hora de hacer pedidos y ahora se quedan sin mercancía. Los stocks están en un punto crítico”, asegura Alberto Rocha, que señala que el clúster textil ya venía advirtiendo de esta situación en los pasados meses.

- Recuperación de la demanda. El colapso se da cuando se trata de recuperar de golpe el consumo. Aunque en Cointega relativizan el vigor de la demanda: “Es cierto que ahora hay cierta recuperación pero básicamente estamos volviendo a niveles preCOVID y también se da la circunstancia de que mucha gente necesita reponer la ropa porque en todo este tiempo no compró”, explica Rocha. Es entonces cuando los empresarios ven la posibilidad de repercutir el aumento de costes que hasta el momento estaba yendo contra sus márgenes de beneficio.

- Las grietas del modelo ‘just in time’. La maquinaria de la industria de la moda se ha ido engrasando y aumentando su velocidad hacia un modelo de producción cada vez más inmediato, adaptado a las exigencias de la fast fashion. Este sistema implica que la confección se encarga con muy poca antelación y las marcas requieren que las fábricas sean muy ágiles para disponer enseguida de las colecciones, que aguantan cada vez menos tiempo en el escaparate. Todo va bien hasta que falla un eslabón. Entonces apenas hay margen para corregir la situación y se cae en riesgo de desabastecimiento.

- Efectos inmediatos: menos descuentos para el Black Friday y Navidad. Cointega prevé que esta situación de ahogo de las empresas textiles tenga efectos inmediatos en las campañas de Black Friday y de Navidad. Según avanza el clúster, este año las ofertas serán menos agresivas para velar por la recuperación de márgenes, que se han visto seriamente tocados en los últimos meses.

- Nuevos costes indirectos: el precio de ser sostenible. Alberto Rocha apunta que los precios de la ropa han de subir no solo porque existe un problema puntual de producción que encarece el producto, sino porque las empresas soportan nuevos costes indirectos, principalmente los relacionados con las exigencias de cuidado del medio ambiente. “Hay toda una normativa de sostenibilidad y reciclado que genera costes que antes no teníamos y al final las prendas más sostenibles hay que pagarlas”, sostiene.

Inditex amortigua el golpe con fabricación diversificada

La crisis de la industria china preocupa en Inditex, como en todas las empresas del textil. La compañía de Amancio Ortega está sufriendo retrasos en los pedidos y ve comprometida una parte de su producción. El gigante asiático sigue siendo el principal centro de fabricación de la multinacional coruñesa, sin embargo el grupo ha movido ficha en los últimos tiempos para diversificar y tratar de ampliar su porcentaje de producción de proximidad. De esta manera, su exposición a la crisis china se reduce respecto a sus competidores. En 2020 Inditex dio un paso atrás en China por primera vez y rompió el contrato con 65 proveedores de ese país. Si en 2019 trabajaba con 477 empresas chinas, el año pasado lo hizo solo 412, un 13,6% menos. Concretamente, el grupo que capitanea Pablo Isla optó por establecer relaciones con proveedores de mayor tamaño en detrimento de fabricantes más pequeños. Mientras la lista de proveedores bajaba en China —y también en España, Portugal, Marruecos, India, Bangladesh, Pakistán, Vietnam, China, Camboya, Argentina y Brasil— aumentaba solo en uno de los territorios con los que trabaja Inditex: Turquía, que subió a 215 compañías, un 6,44% más. La considerada “producción de proximidad” sumó casi la mitad (49,42%) del total de proveedores de Inditex en 2020, de manera que la compañía amortigua los efectos de la crisis china.