Después de las peticiones de varios gobiernos, incluido el español, a Bruselas para reformular el mercado de la electricidad y la respuesta negativa del Ejecutivo comunitario, un análisis de Goldman Sachs asegura que rediseñar por completo el denominado ‘pool’ y sustituirlo por precios fijos para cada tecnología supondría un ahorro de 10.000 millones de euros al año en la factura hasta 2025 para España. El conjunto de la UE se ahorraría 130.000 millones al año, un 20% de lo que se gasta en este suministro.

Europa se rige por el denominado sistema marginalista de fijación de precios en el que la última tecnología en casar oferta y demanda es la que marca el precio. Este sistema produce desequilibrios como que los ciclos combinados producen el 20% de la electricidad y, sin embargo, fijan el precio el 75% del tiempo, y con un precio del gas natural en los mercados internacionales completamente disparado (un 300% superior) el resto del sistema se contagia dando como resultado precios en el mercado mayorista que alcanzaron un máximo de 288 euros hace dos semanas.

El banco americano propone lo que denomina como mercado “contratado” (del inglés, contracted) en el que "cada tecnología recibiría un precio específico” que fuera “suficiente para proporcionar un rendimiento adecuado". Así, Goldman Sachs plantea mantener en el caso de las renovables un precio fijo por megavatio fruto de una subasta (como se hace actualmente), mientras que la generación térmica se regiría por un sistema de mercados de capacidad que podría evolucionar hacia una “tasa de rendimiento regulada”.

Según sus estimaciones, con un cambio de este tipo “de la noche a la mañana” se reducirían los precios en un 45% en el corto plazo (2022), mientras que a largo plazo (2030) las diferencias con el marginalista se disiparían por la presión de las renovables en el sistema (actualmente, las renovables representan el 40% del ‘mix’; en 2030 se prevé que supongan un 70%). Así, con el sistema que propone la firma de inversión los precios medios anuales del megavatio-hora serían de 68; 51,9; 46,4, y 44,2 en los próximos cuatro años, mientras que con el marginalista los precios serían de 125 euros en 2022, 79 euros en 2023, 65 euros en 2024 y 62,5 euros en 2025.

Contratos a plazo

Sin embargo, el banco americano reconoce que un cambio así quizás no sería “útil” en el contexto actual de aumento de los precios de las materias primas (gas natural y CO2) y de la energía. Por tanto, aboga por poner en marcha lo que denomina como “sistema de transición”, protagonizado por los contratos a plazo para las empresas (PPA corporativos) --a un precio de entre 30 y 40 euros el megavatio-hora-- y con contratos a largo plazo para hidroeléctricas y nucleares --a un precio de entre 50 o 60 euros el megavatio-hora--.

A su juicio, este sistema podría implementarse “más rápido” y resultaría “mucho menos pertubador” que un rediseño completo del mercado. Esto es algo similar a lo que quiere impulsar el Gobierno al tratar de impulsar la firma de contratos PPA en la gran industria. Según el análisis del banco, la firma estos contratos corporativos supondría un ahorro del 40% para los grandes clientes industriales. Esta estimación del banco se realiza sobre un precio medio de 185 euros el megavatio-hora, por lo que supondría una rebaja de 72 euros el megavatio-hora. Así Europa reduciría la brecha con otras regiones como China o Estados Unidos, donde la electricidad en el mercado mayorista tiene un precio de 89 y 59 euros el megavatio-hora, respectivamente, según Goldman Sachs.