El teletrabajo ha sido una de las grandes transformaciones que ha dejado la pandemia en el día a día de muchas personas. Algo que hasta antes del COVID era residual se ha convertido en rutinario en muchas empresas. No obstante, ese mantra que corrió durante los primeros compases de la pandemia de que el teletrabajo ha venido para quedarse no ha sido así. Cumplido un año de la aprobación de la nueva ley de trabajo a distancia, los acuerdos colectivos que regulan esta nueva modalidad son ínfimos. Es decir, se teletrabaja menos de lo esperado, gran parte de ese ejercicio en remoto se hace de manera informal e improvisada y está teniendo más éxito en las grandes firmas que en las pymes.

A preguntas de este diario, el Ministerio de Trabajo informa de tener registrados un total de 105 convenios y acuerdos con cláusulas que regulan el trabajo a distancia, que afectan a unas 561.000 personas trabajadoras.

Es decir, de los 16,1 millones de asalariados en activo actualmente en España, solo el 3,5% tiene un convenio o acuerdo que específicamente regule esta modalidad. Los niveles de teletrabajo, no obstante, son superiores según revelan los datos del INE. Estos constatan que, en el segundo trimestre de este año, el 9,4% de los trabajadores españoles operan más de la mitad de los días de la semana desde sus casas. Cifra sensiblemente inferior a los tiempos del confinamiento, cuando se alcanzó un pico del 16,2% de teletrabajo. Y lejos de las potencialidades de la economía española. Un camarero o un dependiente de un comercio no van a poder teletrabajar, pero el Banco de España estima que el 30% de los ocupados en España podrían ejercer en remoto.

En España se teletrabaja más de manera informal que regulada y todavía queda mucho campo por delante para generalizar esta modalidad. “Todavía estamos en una fase de transición y ni empresas ni trabajadores tienen en la mayoría de casos claro qué modelo quiere aplicar. Ahora mismo en las empresas donde se teletrabaja se está imponiendo la autogestión”, apunta el catedrático de derecho del trabajo de la UB, Jordi García Viñas.

La fórmula mayoritaria, según coinciden los sindicatos consultados, es la híbrida: unos días en casa y otros en el trabajo. En grandes empresas como Iberdrola, Nestlé o Axa el formato que han pactado con sus trabajadores es el 3+2, tres en la oficina y dos en casa. Esas mismas fuentes también señalan que están teniendo más éxito en los acuerdos de grandes firmas, que en los convenios de sector; lo que perjudica (de momento) a las pymes.

La norma de trabajo a distancia deja a la negociación colectiva, vía convenios o acuerdos de empresa, el despliegue de esta nueva realidad laboral. El problema es que actualmente la negociación de convenios se encuentra bloqueada y con una cobertura de mínimos.

La CEG acepta cambios en la reforma laboral,

El presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Juan Manuel Vieites, se mostró abierto a cambiar “temas concretos” de la reforma laboral del 2012, aunque advirtió de que cualquier modificación debe abordarse “siempre dentro del diálogo social” entre sindicatos, Gobierno y patronal. En una entrevista concedida ayer a la Radio Galega, recogida por Europa Press, Vieites reconoció que “puede ser que en algún momento” el mercado laboral español esté “un poco rígido y descompensado”, a pesar de que los datos de empleo ya están en niveles “previos a la pandemia”. Por esto mismo, Vieites reivindicó que “no todo” lo estipulado en la legislación laboral tras la reforma de 2012 “es malo”, pero se mostró abierto a abordar cuestiones como el desempleo juvenil —superior al 40%— y aspectos como el “trabajo precario” y la “temporalidad”. Eso sí, el presidente de la CEG recalcó que los cambios se deberán abordar “siempre dentro del diálogo social” para buscar puntos de encuentro y “siempre por causas justificadas”. Tras días en los que el sector de Unidas Podemos en el Gobierno denunció “injerencias” de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en las conversaciones para la derogación de la reforma laboral anunciada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el líder de la patronal gallega pidió que el Ejecutivo “tiene que ser uno”.