La llegada en la última semana de 20.000 toneladas de carbón para aprovisionar la central térmica de As Pontes ha reavivado el debate sobre los plazos en los que debe echar el cierre para siempre esta instalación industrial, la más contaminante de todo el Estado. Endesa ha repuesto el mineral en su planta coruñesa para tener la posibilidad de rearrancarla si el invierno viene duro y el mercado eléctrico se desmanda con los problemas en el suministro y el precio de gas —energía que se usa de respaldo cuando las renovables no bastan—. La Xunta considera que esta situación demuestra que la térmica gallega es “necesaria” e insta a reconsiderar su desaparición inmediata.

El vicepresidente segundo y conselleiro de Economía, Empresa e Innovación, Francisco Conde, espera que el regulador del mercado español —la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, CNMC— realice “un análisis” sobre el papel que juega la central de carbón pontesa —la térmica de mayor potencia de España, con 1.468 megavatios— a la hora de asegurar la generación eléctrica. Endesa tenía previsto cerrar la planta de As Pontes el pasado 1 de julio, momento en que consideró que alcanzó el final de su vida útil, pero los trámites ambientales vinculados al desmantelamiento están alargando el proceso.

En declaraciones a Radio Galega, el vicepresidente económico criticó ayer que la Xunta no recibiese “ninguna explicación” ni del Estado ni de la empresa compañía eléctrica sobre la reactivación de la planta, e insistió en que a su juicio con la llegada de nuevo carbón para Endesa a la termina del puerto de Ferrol “se demuestra” que la térmica todavía “se hace necesaria” para garantizar la seguridad del suministro. Sin embargo, Francisco Conde no cree “posible que a corto plazo se pueda cambiar la decisión” del cierre.

La demolición de As Pontes se enmarca el proceso de descarbonización que España inició la pasada década. A finales de 2011 había 21 centrales de carbón en el país, de las que quedan cinco abiertas. De esas cinco, solamente tres están en funcionamiento: las asturianas de Aboño (EDP) y Soto de Ribera (HC Energía) y la andaluza de Litoral (Endesa).

Las otras dos son As Pontes, en A Coruña y Es Murterar, en Mallorca, ambas propiedad de Endesa, que aún no ha completado el proceso de cierre de estas instalaciones pero tampoco está quemando carbón en ellas. Al menos, de momento. Ya que los hangares de la central pontesa acumulan 40.000 toneladas de mineral que llevan meses almacenadas a las que ahora se acaban de sumar 20.000 de un nuevo pedido. La compañía ha explicado que la razón de este movimiento es estar “en disposición” de atender a las necesidades del mercado, si bien sigue adelante con los trámites para el cierre definitivo.

La de As Pontes es la última centra térmica que queda en Galicia tras el cierre de la de Naturgy en Meirama (Cerceda) en 2020.