China ha celebrado con sordina su anual orgía consumista del Día del Soltero. La jornada ha tenido un perfil bajo por primera vez: con escasas referencias en la prensa nacional, sin el contador que permitía seguir la evolución de las compras hasta el inevitable récord final ni la aparición de Jack Ma, mediático fundador del gigante del comercio electrónico Alibaba e inventor de la jornada. La compañía había aclarado en la víspera que no buscaba este año batir registros anteriores sino un consumo “responsable” con una política que incluye descuentos para productos ecológicos y de bajo consumo.  

Detrás del inédito perfil bajo está la campaña gubernamental contra los gigantes del comercio electrónico que ha costado fuertes multas a Alibaba y a su rival JD por prácticas monopolísticas y el uso indebido de la vasta información de sus usuarios. Las hostilidades nacieron con las críticas de Jack Ma al sistema bancario estatal, que juzgó como anticuado. Su compañía fue penalizada con una multa de casi 3.000 millones de dólares y fue cancelada la salida a bolsa de su brazo financiero. Las sanciones se extendieron poco después a sus competidores por bloquear a los fabricantes que vendían en plataformas rivales o bombardear a los usuarios con recomendaciones de compras. 

El Gobierno había recordado a las plataformas en la víspera de la jornada que los falsos descuentos o la venta de productos pirateados están prohibidas. “Aunque la excitación continúa, el olor a pólvora ha menguado significativamente en los gigantes del comercio electrónico”, aseguraba esta semana una publicación financiera. Alibaba decía durante la jornada que miles de sus clientes habían disfrutado de ventas mayores en la presente edición pero el resultado no se desvelará hasta el final. 

El Día del Soltero (el 11 de noviembre por las cuatro unidades de la fecha, 11/11) resume el ingenio chino para los negocios. Nació una década atrás para endulzar la jornada a los universitarios estigmatizados por una sociedad que exige el matrimonio y pocos años después había reducido al Black Friday estadounidense a un colmado soviético. La escasa treintena de empresas que participaron en su origen han crecido hasta cientos de miles de un centenar de países. La casuística fija dos certezas: es el día con más ventas del año en el mundo, con una cifra total que supera el PIB de muchos países, y no hay edición sin récord.