Amancio Ortega ha sido uno de los últimos en subirse a la ola de las energías renovables tras firmar su alianza con Repsol en un proyecto eólico. Un negocio en pleno auge como consecuencia de la gran apuesta por descarbonizar la economía mundial y gracias a una política que favorece este tipo de inversiones. Riberas, Masaveu, Entrecanales, Fluxá o Benjumea son algunas de las grandes sagas familiares que llevan años apostando por este sector: bien con desarrollos propios, bien a través de fondos específicos o bien a través de terceros.

La fiebre por invertir en el mundo de la energía limpia ha llegado para quedarse, en un momento en el que otros activos tradicionales como la bolsa o el inmobiliario ofrecen rentabilidades mucho más bajas. Para el sector energético, la entrada de estos grandes patrimonios supone un espaldarazo para obtener la millonaria financiación que requieren los 2.300MW de renovables que quiere poner en marcha el Gobierno hasta 2030. Un ambicioso objetivo que ha atraído también a numerosos inversores internacionales garantizando a las grandes fortunas españolas importantes plusvalías en el momento que decidan desprenderse de estos activos.

Por ejemplo, una de las últimas transacciones ha venido de la mano de los hermanos Riberas y Elawan, su antiguo negocio eólico, que vendieron este verano al conglomerado japonés Orix por 790 millones de euros. Un par de años antes, los fundadores de Gestamp se desprendieron del 20% que ostentaban en su antiguo negocio solar (hoy X-Elio) vendiendo al canadiense Brookfield su participación por unos 210 millones. Ahora, el camino del fondo canadiense y de los hermanos burgaleses ha vuelto a cruzarse: Brookfield acaba de aliarse con ellos en Powen, su empresa especializada en el autoconsumo y las electrolineras. También participan en esta empresa los Benjumea, que a su vez pusieron en marcha otra empresa de renovables: Fotowatio.

Por su parte, el fondo canadiense, en el que Rafael Miranda (expresidente de Acerinox y exconsejero delegado de Endesa) ejerce como consejero, también ha tenido relación con otro famoso empresario español: Florentino Pérez. Brookfield lanzó una OPA a principios de 2018 por Saeta Yield, la sociedad cotizada que había creado ACS con el estadounidense GIP para su negocio renovable. En esta empresa también participaban otras sagas familiares españolas como los March o las Koplowitz. Hace apenas unos meses, la Corporación Masaveu vendía una cartera renovable de 450MW a China Three Gorges, pero las fuentes consultadas por 'El Periódico de España' apuntan a que la familia asturiana ahora está buscando nuevas oportunidades de inversión en el mundo de la energía verde.

Frente a la apuesta de estos conocidos apellidos por las renovables, también es destacable otra tendencia a la que se han sumado otros grandes patrimonios más modestos que los anteriores de la mano de la banca privada. Ante la demanda creciente de sus clientes por subirse al boom renovable, cada vez más entidades están poniendo en marcha fondos específicos para comercializar entre sus clientes que gestionan terceros. El caso más conocido en este ámbito fue el de Bankinter, que fue uno de los pioneros en el año 2017 poniendo en marcha Helia: una plataforma para invertir en energía fotovoltaica gestionada por Plenium Partners (el socio energético de FCC).

Tras poner en marcha diferentes programas que colocaban sin apenas esfuerzo entre sus clientes, vendieron Helia a Northland Power por 1.060 millones de euros. No obstante, tras firmar esta operación, Bankinter confirmó que seguiría desarrollando productos de energías limpias para sus clientes de banca privada. Este tipo de estrategias cada vez son más empleadas como vía para democratizar el acceso a ciertos productos alternativos que exigen un ticket de entrada muy alto. De la mano de la banca privada, el criterio general es que pueden participar en este tipo de inversiones los que tengan un patrimonio mínimo de 100.000 euros.

Los 'pelotazos' de la bolsa

La carrera por descarbonizar la economía y llevarse un buen trozo del pastel de las renovables españolas ha provocado también que un buen número de empresarios, en muchos casos casi anónimos, hayan dado auténticos pelotazos en bolsa gracias a sus compañías. Por ejemplo, Enrique Díaz-Tejeiro, consejero delegado de Solaria, tiene una de las mayores fortunas verdes del Ibex: su participación de casi el 40% en su compañía está valorada en unos 812 millones de euros.

El catalán Francisco José Elías, presidente de Audax, le sigue con una participación del 77% en su compañía valorada en unos 450 millones de euros. No obstante, Elías está diversificando más allá del mundo renovable y en los últimos meses ha realizado inversiones mediáticas: desde la compra de la cadena de supermercados La Sirena hasta un aval de 35 millones para que Joan Laporta pudiera presidir el FC Barcelona.

José Galíndez, fundador de Solarpack, ha incrementado de forma importante sus ganancias, en este caso gracias a la OPA de EQT lanzada sobre su compañía, Solarpack. Su 40% en esta empresa equivale a más de 350 millones de euros. Por su parte, el 58% que tiene David Ruiz de Andrés en Grenergy están valoradas en 532 millones de euros. También dos de las últimas incorporaciones a bolsa han ayudado a sus fundadores a elevar de forma importante su patrimonio: Soltec y Ecoener. La primera, que fue la única salida a bolsa en España el pasado año, ha hecho a José Francisco Moreno Riquelme (su máximo accionista) sumar una fortuna de 288 millones con el 42% que ostenta en la firma. La segunda, que ha dado el salto al parqué este año, ha hecho a su fundador, Luis de Valdivia Castro, ostentar un paquete valorado en 207 millones por el 70,8% que tiene en Ecoener.